Desmenuzando la fuente anteriormente indicada; es motivo de reflexión la medición obtenida en términos de la división aritmética del valor nominal de producción de bienes y servicios entre la cantidad de población contenida en un determinado territorio. En este caso, para los siete municipios que conforman la Región Metropolitana de la ciudad de Cochabamba Kanata.

El PIB per cápita regional muestra la siguiente jerarquía secuencial para municipios de Cochabamba Bs. 27.070, Colcapirhua Bs. 22.207 (2do lugar), Sipe Sipe Bs. 16.248, Quillacollo Bs. 16.130, Tiquipaya Bs. 15.629, Vinto Bs. 14.237 y Sacaba Bs. 13.513 (último lugar). Por otra parte, en una anterior publicación se habían indicado los montos de los PIB municipales, cuya secuencia jerarquizada es Cochabamba, Sacaba (2do lugar), Quillacollo, Colcapirhua (4to lugar), Tiquipaya, Vinto y Sipe Sipe (último lugar). En terminos de población, la secuencia es: Cochabamba, Sacaba (2do lugar), Quillacollo, Tiquipaya, Vinto, Colcapirhua y Sipe Sipe (último lugar). En terminos territoriales (cantidad de kilómetros cuadrados), la secuencia es: Sacaba (1er lugar), Cochabamba, Quillacollo, Sipe Sipe, Tiquipaya, Vinto y Colcapirhua (último lugar).

Este indicador macroeconómico suele ser utilizado como índice de bienestar o progreso económico, pero al mismo tiempo es cuestionado, porque la distribución de la riqueza generada en determinado periodo dentro de una jurisdicción no es uniforme entre toda su población contenida. Por ejemplo, el caso del municipio de Colcapirhua, que ostenta el segundo mejor ingreso per cápita en la región y por ende del departamento, es el penúltimo en cuanto a población en la región y el último en cuanto a territorio. De hecho, es el municipio más pequeño de Bolivia con sus 11.2 kilómetros cuadrados. Pero, si se considera el IDH (Índice de Desarrollo Humano) que toma en cuenta más variables en su medición, el municipio de Colcapirhua en la región se ubica en un cuarto lugar, por debajo de los municipios de Cochabamba, Quillacollo y Tiquipaya. Reflexión que hace advertir la posibilidad de manipular la información o el indicador, en función de una interesada o ingenua interpretación.

Este ejemplo de indicador sirve para ilustrar que en función de determinados intereses, un vaso con la mitad de agua, se lo puede interpretar como “medio lleno” o “medio vacío”. Y, sobre todo, para advertir de los sesgos de elaboración y de interpretación de encuestas y posicionamientos en estas épocas electorales.