Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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La mujer en la sustentabilidad productiva

La mujer en la sustentabilidad productiva

Si bien todos saben que en la productividad de cualquier sociedad para auto sustentarse, en cualquier nivel y rubro de actividad económica, actualmente es posible que trabajen tanto hombres como mujeres. La impronta de la historia tradicional y de la práctica de profesar una fe masculinista, asignan prejuiciosos segundos o terceros planos a la mujer. Actualmente se refuerzan con el sesgo patriarcal dado a la idea de desarrollo moderno, a cargo casi exclusivo de los “hombres”. Las imágenes publicadas de las reuniones de los organismos nacionales e internacionales importantes, muestran predominantemente a “hombres” alrededor de las mesas de trabajo. Los “discursos modernos” se resisten a ceder espacio y a reconocer el papel productivo e intelectual de la mujer. Eso nos han enseñado, a eso nos hemos acostumbrado. Pensar lo contrario tiene la amenaza subliminal de incurrir en un “delito” o “pecado”.

Datos simples y elocuentes; se ha publicado que en la mayoría de los países que tenían o tienen a jefas de gobierno, la prevención y control de los efectos adversos de la COVID han sido notablemente mejor “manejados” a diferencia de sus pares masculinos, pero, aparentemente esto pasa desapercibido. Otra señal, desde hace bastantes años en el ámbito de la universidad pública local, las mejores calificaciones corresponden al género femenino, característica extensible a los proyectos de grado y tesis de titulación, como a la docencia. Otra vez, no trasciende o no se conoce lo suficiente en el medio cochabambino.

Esta invisibilización es perjudicial a la posición y estatus social de la mujer. De hecho, todos sabemos de la doble jornada de trabajo, la de su fuente laboral y la de su hogar. Tienen que dejar de ser “mano de obra dócil y barata”. Para ello tienen que dejar de ser pensadas en sus roles tradicionales asignadas como “amas de casa”, “cocineras”, “niñeras”, “empleadas domésticas”, etc. Admitirlas como “pensadoras”, “cosmólogas”, “creadoras de mundos”, “mejores”, etc. Y fundamentalmente que para alcanzar tales condiciones, admitir que no necesitan de nuestra asistencia patriarcal, machista y moderna. Tampoco se debe olvidar, que estadísticamente tanto la sociedad boliviana como la cochabambina está casi compuesta por iguales proporciones. Se han avanzado algunos pasos en este sentido. Pero, aún no en los medios de comunicación. ¿por qué será?

CIUDAD SUSTENTABLE

GERMÁN C. TÓRREZ MOLINA

Economista

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