En estos días, en nuestra región como en muchas partes del mundo, se vive una especie de psicosis ante el repunte de los contagios de COVID-19, en sus variantes que de hecho nunca van a acabar. La “guerra contra el virus” enfrenta a propios y extraños, cada quien en su momento hace gala de sus mejores argumentos, las más de las veces al estilo típico de “libre pensantes”.

La OMS ya ha advertido sobre la infodemia como “cantidad excesiva de información –en algunos casos correcta y en otros no– que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesiten”.

Se confunde a la población, confusión que lleva a dañar la salud mental de las personas por la desconfianza y el temor provocados por la desinformación –en muchos casos deliberada–, pudiendo derivar en situaciones de paranoia. Las personas son más vulnerables a la enfermedad en estados de sensibilidad extrema. Las redes sociales son el medio ideal para propagar la infodemia, a veces mucho más rápido y más lejos que el mismo virus. Es un tema que invita al debate.

Volviendo a la idea de sustentabilidad en términos de salud pública, como una situación resultante de un conjunto de acciones y políticas que permitan la aplicación de un sistema socio sanitario, orientado a garantizar el derecho a la salud integral de todos sin excepción (física y mental). Implica básicamente el “acceso a la información correcta en el momento oportuno y en el formato correcto”.

Por ejemplo, desde hace mucho tiempo estamos acostumbrados a reportes epidemiológicos, que dan cuenta de los números de casos descartados, recuperados, infectados y de la cantidad de decesos diarios. Pero, no se explica lo suficiente que no es lo mismo 2 decesos por cada 100 habitantes, que 2 decesos por cada 100 personas infectadas. El reporte de este último domingo indica 5.265 personas infectadas en Bolivia, con una tasa de mortalidad del 0,6% (cuarta ola). Este mismo dato, respecto de los 11 millones de bolivianos representa el 0,0004786%. No se propone subestimar al coronavirus, lo que se sugiere es evitar exagerar su gravedad, de poner coto al tremendismo. De respetar a la fuente oficial y responsable de brindar esta información.

No olvidemos que la pandemia es un efecto, cuya causa sigue siendo invisible para la opinión pública.

CIUDAD SUSTENTABLE

GERMÁN C. TÓRREZ MOLINA

Economista

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