Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Gotas de insustentabilidad

Gotas de insustentabilidad

Se está llegando a los ocho años del colapso del puente de las avenidas Independencia y 6 de Agosto. Por el tiempo transcurrido y la no solución de este daño a la sociedad cochabambina, ya no valen excusas de ningún tipo. Es una verdadera vergüenza para todos en general. Nunca se podrán compensar los perjuicios ocasionados a los vecinos, comerciantes, transportistas, escolares, amas de casa, peatones, turistas, etc. Cuántas veces no se habrá podido hacer un viaje urbano o llegado tarde a los destinos, cuántas personas no habrán podido encontrar una movilidad libre y rápida, cuántos pasajeros habrán perdido los transportistas al no poder llevarlos, cuántos estudiantes habrán desistido de ir o llegado tarde a sus escuelas, colegios y universidades por falta de movilidad oportuna; cuántas amas de casa no habrán podido trasladarse para sus menesteres, cuántas veces los vecinos sentirán frustración por sentirse cortados en sus recorridos cotidianos, por el afeado paisaje que obligadamente tienen que mirar, cuántos de los comerciante y vendedores no habrán podido vender sus artículos y mercaderías por no trasladarse fácilmente. Cuánta gente habrá desistido de ir donde pensaba al no poder cruzar estas avenidas, cuántas veces los visitantes nacionales y extranjeros de la ciudad se habrán sorprendido por este grotesco monumento que les sale al paso; cuántas veces se habrán cambiado los destinos y los desenlaces de las personas y de las organizaciones sociales por no poder trasladarse cómoda y oportunamente, cuantas veces… cuánto, parece que a nadie le importa. Como dice el viejo refrán nada justifica que “siembren nabos en las espaldas de la sociedad cochabambina” ¿o sí? Es una pena el manejo de recursos legales y de la política partidaria, que se empecinan en conservar un cadáver para actualizar sus informes periciales. 

Da vergüenza saber que en otras ciudades, nacionales y extranjeras, se empeñen en resolver este tipo de problemas a la brevedad posible y después enfrentan el papeleo de las responsabilidades. Cuántas de esas veces esas personas habrán solucionado sus necesidades de traslado como pensaban y sentido gratificación por haberse beneficiado de la infraestructura a su servicio, seguramente fueron y son gotas de satisfacción y felicidad por realizar sus labores. Pero como son cuestiones subjetivas y pequeñas, parece que a nadie le importa. Ni siquiera a quienes se pelean a muerte por acceder a cargos de responsabilidad pública.

CIUDAD SUSTENTABLE

GERMÁN C. TÓRREZ MOLINA

Economista

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