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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Economía del don

Economía del don

Para comprender mejor sobre este tema, primero, es pertinente recurrir a una añeja costumbre de nuestras sociedades de antes. Ahora, casi circunscrita a las lejanías del campo. En estos lugares a pesar de sus limitaciones materiales de comodidad, cuando uno se aparece en condiciones de visita amigable, sorprendentemente suele ser tratado con mucha generosidad por los lugareños que comparten su comida, bebida, cobijo y sus conocimientos “sin pedir nada a cambio”. Son lecciones de solidaridad que conmueven nuestro comportamiento ulterior. Haciendo que el sentimiento de reciprocidad aflore nítidamente. 

La economía del don se basa en principio de que “los bienes y servicios materiales e inmateriales se entregan o se reciben sin una obligación inmediata o futura de devolver lo recibido”. 

La reflexión teórica indica que el vientre de la madre es el primer ejemplo de la economía del don, donde el nuevo ser concebido recibe los dones materiales e inmateriales de su vida, “sin condiciones”, quedando en libertad ese nuevo ser en su vida a desarrollar conductas de reciprocidad o no, es decir, de ser un hijo o hija considerado o considerada con su madre. En otra escala y de la misma manera se concibe el concepto de Madre Tierra, como una entidad que da y recibe. En este intercambio, la actualidad muestra un claro desequilibrio adverso. En resumen, los “hijos e hijas” de este Planeta (Madre Tierra) se portan ingratos con ella. Está enferma, contaminada, saqueada y herida de muerte.

En la economía del don, la producción de bienes y servicios se basa en los principios de sostenimiento y cooperación, en contraposición a la acumulación y atesoramiento de bienes materiales. En esta economía “matriarcal”, todo circula como dones, siendo sus elementos básicos: “el equilibrio mediante la circulación, la interconexión y diversidad, la abundancia y limitación del ego y la atención maternal orientada a las necesidades”. Advirtiendo que cuando el don deja de circular, se convierte en capital, dando lugar a las formas de escasez y hambre. Es decir, lo opuesto como lógica patriarcal de intercambio, basada en la premisa de dar para recibir, no igual, sino aumentado (ganancia). Esto implica, apropiación y explotación, que transforma lo intercambiable en meras mercancías, que a la larga extinguen a la vida material e inmaterial. Valoremos esta ancestral y sabia forma matriarcal de la economía del don. 

CIUDAD SUSTENTABLE

GERMÁN C. TÓRREZ MOLINA

Economista

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