Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Autarquía productiva

Autarquía productiva

Ya son muchos los indicios a lo largo y ancho del planeta, de que la “globalización” de la pandemia está imponiendo cambios en otras muchas maneras económicas, sociales y culturales de proceder. Maneras que antes eran asumidas como modelos y ejemplos de vida incuestionables. Paradigmas como el sueño de viajar, por vacaciones, trabajo, placer o aventura; y todo lo relacionado con el turismo.

La migración laboral internacional, con la apuesta por ir a encontrar mejores oportunidades de vida en otros lugares, así como el condicionamiento poco sincero para recibir en esos lugares, mano de obra barata y para actividades económicas despreciadas. La asistencia a espectáculos masivos, como festivales, conciertos, ferias, eventos deportivos, religiosos e inclusive políticos, etc. Todos ellos, ahora perfectos caldos de cultivo para los “corona virus”.

A nivel económico, el consumismo está experimentando una parálisis sin precedentes, por la interrupción de sus sistemas logísticos de mercadeo, con la “evaporación” de millones de empleos especulativos. Así también, los desequilibrios de las balanzas comerciales han empezado a marcar pautas de productividad económica, en cada país, región o localidad. Las magnitudes de exportaciones como de las importaciones, ya no son ni pueden ser las mismas, porque sencillamente los sistemas logísticos de producción están fracturados.

Todo este panorama implica un retorno al localismo, o sea, a la producción y comercio locales y cercanos. De pronto cobran especial importancia la capacidad propia de producción de alimentos y servicios “en casa”. Además, se deduce que se requiere de un mejor liderazgo por parte del Estado y de no ceder las iniciativas a los intereses económicos privados.

Para la sociedad cochabambina, no obstante de su déficit comercial (compra más y vende menos), por ejemplo, en el municipio de Cochabamba, ahora es estratégica su languideciente y dispersa agropecuaria en sus seis Comunas. Las autoridades deben proteger estas actividades económicas con asesoramiento técnico, con acceso al agua segura para consumo y riego, semillas, saneamiento básico, medidas de protección contra riesgos climáticos, etc. En síntesis, ingeniarse para proteger, como nunca antes, nuestras despensas de alimentación.

Abastecernos lo más posible con nuestros propios recursos, en todo sentido. A eso se llama autarquía productiva.

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