Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 22:02

¡K’ara K’ara al K’arajo!

¡K’ara K’ara al K’arajo!

Con las disculpas del uso de estas palabras, que son de rabia, de impotencia, de molestia y que seguramente también han sido vertidas por miles de ciudadanos por el problema que se suscitó en los últimos días con el bloqueo del acceso al botadero de K’ara K’ara, aspecto que una vez más está temporalmente solucionado. Este inhumano e inconstitucional bloqueo  que perjudicó a la ciudadanía en pleno, ya que afecta a quienes viven, trabajan y transitan por esta importante zona geográfica, fue realizado por otro “pedido exprés” de un grupo que quiere apoderarse de los terrenos de la Tamborada, pertenecientes a la Facultad de Agronomía de la UMSS.

Pero dado contexto y justificando la poca eficiencia de las gestiones políticas de los pasados gobiernos, casados con síndicos y agrupaciones ciudadanas que cobran factura por el apoyo o el voto, muchas han sido las razones para utilizar el bloqueo como un chantaje, estrategia o pulseta para pedir, como algunos manifiestan, “lo que les venga o convenga”.

Recordemos que los asentamientos ilegales cobran mayor fuerza con el grupo denominado “los sin tierra”. El espacio geográfico de K’ara K’ara no estaba permitido y era ilegal, pero como en Bolivia, país de las maravillas y donde todo se permite, con los años esos terrenos fueron loteados y, por consiguiente, urbanizados a “escondidas”.

Si recordamos las causas para bloquear, nos encontramos desde pedidos como arreglo de vías de ingreso, empedrados, construcción de colegios, alcantarillado, agua potable y, por supuesto, la fuerza viva de los choferes que intervinieron pidiendo nuevas rutas. Uno de los bloqueos más graves, para ponerle un corolario, fue por el COVID 19 que no permitían el ingreso de la basura, reclamando derechos que vulneran otros derechos.

En pocas palabras, es un ardid, una forma de exigir, de presionar muchas cosas que pueden ser necesidades de algunos en desmedro de las necesidades comunitarias o sociales, porque en realidad no existe una instancia que defienda al ciudadano que día a día trabaja y aporta.

En todo este conflicto, lo peligroso fue la acumulación de la basura en todo lado; calles, avenidas, espacios verdes y otros, de donde con certeza emerge la presencia peligrosa de vectores, roedores causantes de enfermedades, y ni qué decir de los malos olores que provocaron la descomposición de los materiales orgánicos.

Con vueltas y sarcasmos, esperemos que nunca más se repita en nuestra ciudad este crítico espectáculo: la ciudad convertida en un gigante botadero.

Para completar este cuadro, muchos proyectos, acuerdos, planes, entre otros propuestos por autoridades, crearon muchas expectativas y nunca se cumplieron. Y para aprovechar estos días de distracción generalizada, una ex autoridad edil tomó la decisión de “aquí algo huele mal, mejor me las pico”, y sin más, burlando la justicia boliviana, huyó del país entre gallos de medianoche, actitud que generó mucha indignación en la ciudadanía.

No puede ser que nuestra Cochabamba esté tan atrasada en la temática de tratar, seleccionar, reciclar, reutilizar los desperdicios, sean orgánicos o inorgánicos. Muchos países tienen tecnología de punta para tratar la basura que se recoge a diario. Reciclemos esas experiencias exitosas, ya que este tema debe ser tratado de manera integral, partiendo desde la entrega de basura seleccionada por todos nosotros, para su industrialización que tendrá un beneficio secundario de crear fuentes de trabajo y generar ingresos económicos para nuestro municipio. Es importante someternos a procesos educativos en la casa, en el trabajo, en la comunidad, para dar por terminado con la funesta historia del botadero y que nuestros derechos que se entierran cada vez por algún pedido de algunos malos ciudadanos. Y con las reiteradas disculpas del caso, sacaré nuevamente mi lenguaje florido propio de nuestra cultura contestataria y de protesta, mandando a K’ara K’ara al K’arajo.

GÁRGARAS DE SAL

Freddy Ricardo Zambrana H.

Psicólogo

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