Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Hola… yo soy la Marisol

Hola… yo soy la Marisol

Hace unos días, con este nombre, una persona se presentó en el SEDES para pedir orientación e información sobre el COVID-19 y las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Al primer golpe de vista, observé que se trataba de una “cholita”, quien estaba acompañada con varios miembros de su familia provenientes de una comunidad rural de nuestro departamento.

Abruptamente me entregó su cédula de identidad, la misma que consignaba el nombre completo de una mujer a la que reforzó con mucha vehemencia y energía: “Yo soy mujer, soy una mujer con derechos”. Levanté la mirada y pude observarla más detenidamente, se trataba de una mujer transgénero. El caso que atendimos era  una “cholita pata pollerita “, llamadas así en nuestra amplia riqueza cultural, quien mostraba muy orgullosa unas gargantillas brillantes, aretes coloridos, blusa escotada, polleras cortas arriba de las rodillas y unos tacones empinados, vestimentas muy usadas por las cholitas recién llegadas del campo a la ciudad.

Atiné a atenderla como debe ser, con mucho respeto, con calidad y calidez, tal como debe ser en el personal de salud de todas las instituciones cuando atendemos a la población en general.

¡Claro, me vi sorprendido! porque las personas transgénero, muy pocas veces utilizan vestimenta de “cholitas” aimaras o quechuas, pero vale resaltar que lo más importante es que a diferencia de otras, ella era apoyada por toda su familia. Sucede que generalmente las personas que pertenecen al colectivo LGBTIQ+ son discriminadas, rechazadas, maltratadas solo por su identidad de género y, con mucha frecuencia, son echadas del seno familiar.

¿Qué es una mujer transgénero? Son personas que adoptan las posturas genéricas del otro sexo, es decir, en el caso que atendimos era un hombre biológico, que adoptó la postura genérica de una mujer, que se identifica y expresa con el género opuesto al de su nacimiento.

Es cierto que estos temas pueden causar mucha polémica, molestan la sensibilidad de las personas, pero no podemos ser indiferentes o “tapar el sol con un dedo”, porque dentro de este mundo diverso, hay una infinidad de personas que son diferentes al resto, que expresan sentimientos, emociones en el plano del ejercicio de nuestra sexualidad y es muy importante conocerlos, respetarlos y aceptarlos. En el ejercicio de la sexualidad sencillamente hay de todo, no solamente los que se consideran heterosexuales, que tienen afinidad por las personas del otro sexo, sino también están una variedad de personas que se expresan de otra manera. Ahí están, por ejemplo, las lesbianas, que son las mujeres que se sienten emocional, afectiva y sexualmente atraídas por otras mujeres, al igual que los gay o también llamados homosexuales,  que son hombres atraídos por otros hombres. Después tenemos a los bisexuales, llamados en nuestro medio, y lo digo con mucho respeto, en el idioma popular “los doble filo”, que son aquellas personas que se sienten atraídos por hombres y mujeres indistintamente, en tiempos distintos. También tenemos a los transgénero, que como en el caso que me tocó atender y que lo describo líneas arriba.  Luego tenemos a los transexuales, que son aquellas personas que se identifican con el género opuesto al de su nacimiento y optan por un tratamiento médico o intervención quirúrgica, que hoy por hoy en Bolivia aún no se ha visto ese tipo de experiencia. También se tiene a las personas intersexuales, que son las personas cuya anatomía corporal no se ajusta con los estándares femeninos o masculinos.

Ante todo, es muy importante conocer estos temas, sensibilizarnos, informarnos y, sobre todo, aceptar que no todos somos iguales. Justamente, el pasado 28 de junio se recordó en todo el mundo el Día Mundial del Orgullo Gay, donde se realizaron varias actividades, como la Marcha del Orgullo Gay que también se realizó en Cochabamba, el pasado 2 de julio. Las diversidades sexuales se hicieron presentes generando un espacio de expresión, una oportunidad para que estas poblaciones muestren la necesidad de respeto a los derechos humanos, mostrando su sed de libertad a través de la música, del arte, de sus atuendos, etc., porque existen y merecen ser respetados, quieren expresar ese orgullo que tienen de “ser como son” y que también aportan al desarrollo del Estado Plurinacional de Bolivia.

Es cierto que estas poblaciones, desde tiempo inmemorables, son conocidos de manera despectiva, agresiva y hasta burlona, con adjetivos y calificativos como  “los q’ewas”, “maricas”, “marimachos”, “los manito torcida”, “los gilets”, “las lesbis”, etc., etc., pero lo cierto es que son seres humanos como todos nosotros. Diferentes en expresar su sexualidad, pero con derechos que debemos respetar, no podemos ni debemos juzgarlos por su identidad de género, tampoco ofenderlos, menos agredirlos o lastimarlos, ya que donde terminan los derechos sexuales de las personas, empiezan los derechos de las otras personas, y en este marco establecer nuestros límites y normas, de convivencia social dentro una cultura de paz.

Debemos ser tolerantes, comprensivos, informarnos antes de emitir algunos comentarios prejuiciosos sobre estos colectivos, para ello es muy importante “no escupir hacia arriba” ya que pueden ser personas muy cercanas a nuestro entorno como un familiar, un vecino, algún compañero de trabajo, algún amigo/amiga, en definitiva, un ser querido con una historia a reconocer y respetar.

Nota de redacción. - El nombre es ficticio.

GÁRGARAS DE SAL

Freddy Ricardo Zambrana

Psicólogo

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