Barbijos arriba y condones abajo
Este es el slogan de la campaña que el SEDES Cochabamba está realizando, articulando la prevención del COVID-19 y del VIH, para llamar la atención de la población en general, frente a estos dos problemas de salud, que tienen un gran impacto en la vida de las personas.
La realidad es que estamos frente a dos pandemias, cuyo impacto en el coronavirus, en algunos casos, es mortal y en otros la mayoría de las personas logra vencer al virus. El VIH/SIDA es tratable, ya que las personas que viven con el VIH/SIDA (PVVS) pueden vivir muchos años, realizando un cambio en sus estilos de vida y sobre todo siendo adherentes a los medicamentos antirretrovirales.
Para evitar la propagación del COVID-19 se recomienda el uso de los barbijos,m llamados también cubrebocas, tapabocas, etc. Al principio de la pandemia hubo mucha polémica sobre su efectividad y en el personal sanitario su uso es obligatorio. En estos tiempos donde se ha confirmado la segunda ola, se pide a la población a no bajar la guardia en su uso diario y sistemático, pero lamentablemente vemos que muchas personas ya no los usan, poniéndose en situación de vulnerabilidad para contraer el COVID-19.
Mucho más polémica se ha tenido con los condones desde la aparición del VIH/SIDA, especialmente en algunas personas de carácter moralista y muy sensibles a hablar del tema de la sexualidad. Lo cierto es que un “condón en la mano”, llamado “látex”, “goma”, “paraguas”, “chulo” y los varios nombres populares que tiene este insumo de prevención, puede evitar los embarazos no deseados, ya que cuando hay un embarazo no deseado en los jóvenes, generalmente “aparece el bebe y desaparece el papá”. También son usados para evitar las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluido el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), por lo que se recomienda el uso de los condones para el ejercicio de una sexualidad responsable en los jóvenes.
Durante estos años, hemos escuchado varias excusas de los varones para no usarlos: “cuando me lo pongo a mí se me baja” o “me queda muy chico” y un amigo me decía que no los usaba porque sentía “un olor a goma quemada y además cuando se lo ponía, le quedaba flojo y le bailaba”. Lo cierto es que todos los condones antes de comercializarlos, pasan por pruebas de calidad, son anatómicos y tienen altos índices de seguridad.
“Y para nosotras que”? es el reclamo y con mucha razón del género femenino, que tienen todo el derecho de protegerse y cuidarse. Para ello se tienen los condones femeninos, que es una especie de funda elaborada de poliuretano, que es un material muy resistente, aunque menos flexible que el látex, que tiene un anillo interno y otro externo. Es importante que los hombres respeten las decisiones de las mujeres “en la escena intima”; si un varón no quiere usar los condones masculinos, las mujeres tienen todo el derecho de usar un condón femenino o rechazar toda relación sexual no consensuada, y las parejas tienen que respetar esa decisión.
Lo cierto es que ambos insumos son muy necesarios para la prevención de estas dos pandemias como el COVID-19 y el VIH, por lo que se recomienda que las personas hagan uso de los “barbijos arriba y condones abajo”.
GARGARAS DE SAL
FREDDY ZAMBRANA H.
Psicólogo