Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Vamos todos a votar

Vamos todos a votar
Los acontecimientos de octubre y noviembre del año pasado que cambiaron el curso de la historia boliviana, como siempre, también cambiaron el sentido político, social, policial, militar y económico del país para ubicarnos en un nuevo escenario, en aguas jamás transitadas y quizás más peligrosas, porque pareciera que el enemigo no tiene cara ni nación,  ya que se pretende sembrar miedo para obligarnos a aceptar de nuevo al pasado régimen despótico.
Vale la pena preguntarse si los hombres y mujeres que fueron artífices de esta nueva e histórica página, fueron fanáticos políticos o verdaderos ciudadanos que respondían al prototipo tradicional cívico, preocupados de retomar el control de sus vidas y de nuestro país. Aquel maravilloso cóctel explosivo cargado de civismo, nos puso en el punto de discusión de cómo afrontar nuestros problemas y trabajar para que no vuelvan los 14 años nocivos. Esa línea nos lleva a estas elecciones el próximo domingo con un poco de incertidumbre, por un lado, vemos complicaciones para articular un frente único, que no disperse el voto y logre el control del gobierno y de la Asamblea; por el otro, continua el reprochable discurso radical y paradójicamente la oferta de arreglar lo que ellos mismos arruinaron.
El resultado a obtener requiere pensar en el fortalecimiento de las funciones del Estado, donde la integración puede ser la palabra mágica en la cual descanse la esperanza de nuestro pueblo para mejorar las relaciones quebradas, donde nuestro norte debe ser seguir avanzando en desterrar el marginamiento y la disconformidad, ya que no se puede ignorar que nuestra rebelión reciente tiene una base histórica con una inspiración de justicia social contra situaciones de desigualdad, corrupción y abandono. Todo se ha reducido a las aspiraciones a mejores condiciones de vida y democráticas versus la irracionalidad del caos que promueve la confrontación.
Si debemos darnos a Bolivia la oportunidad de construir un Estado con materiales resistentes, hay que recuperar la institucionalidad para superar nuestras fragilidades; es una utopía pensar que nuestros problemas serán resueltos desde el Foro de Sao Paulo, tenemos que afrontar la crisis financiera, pero sin pensar en una política de bolsillos cocidos. El compromiso real de los regímenes democráticos proviene de la obligación jurídica de alcanzar progreso en el desarrollo político de nuestra nación. Es el tiempo de decidir por el coraje y la capacidad de gestión de las ofertas electorales y de sus candidatos, ha llegado el momento de caminar hacia delante o retornar al pasado.
Tenemos un Estado chico, pero debemos hacerlo útil, sin intermediación política para tener acceso al mismo; hay que salir a buscar mercados para la industria nacional, pero a la par recordar que lo nuestro es bueno y es obligatorio su consumo. Hay que recuperar y crear fuentes de trabajo, pero para los nacionales.
Se debe terminar con la maraña tributaria y cambiar por impuestos simples, pocos y directos; debemos tener un pacto fiscal y basta de estafar a los ciudadanos en nombre de la democracia.
Vayamos a votar convencidos de eliminar la catástrofe de la corrupción, de comenzar la reconstrucción nacional, de eliminar la mediocridad política. En nuestro presente tienen que aparecer señales del futuro, no debemos estar encadenados al pasado reciente y no tenemos por qué sentir martirio por el cambio.

FERNANDO BERRÍOS
Politólogo
ferchoberrí[email protected]