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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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El Silala, otra derrota que duele

El Silala, otra derrota que duele

A finales de los años 90, el caso del Silala alcanzó niveles de controversia internacional, construimos un argumento respecto a dicho curso de agua sobre la tesis nacional de que las aguas del Silala conformaban un sistema hídrico cerrado, totalmente boliviano y que llega a Chile por canales artificiales. Hasta 2016, el gobierno de Evo tenía la convicción de que el Silala era un conjunto de manantiales y no un río internacional. Para consolidar ese argumento, se malgastaron recursos con el pretexto de aprovechar esas aguas, se destinaron 3,5 millones de bolivianos, de los cuales 2,3 millones pertenecían al gobierno departamental de Potosí, para consultorías, estudios y proyectos con el objetivo de implementar una hidroeléctrica, una planta embotelladora de agua y para la producción de truchas. Incluso se inauguró un criadero de truchas que fracasó. Los gastos en la cuenta del Ministerio de Comunicación de aquella gestión, señala que se destinó más de un millón de bolivianos para la campaña comunicacional denominada: “Las aguas del Silala son un manantial y no un río internacional”.

La contradicción histórica proviene del 2009 cuando la propia Cancillería boliviana reconoce la internacionalidad de las aguas del Silala en la famosa cercanía boliviano-chilena con la Agenda de los 13 puntos, allí se alcanzó un preacuerdo que decía textualmente que el Silala era un “sistema hídrico” sin precisar de que se trataría de un curso de agua internacional; un sistema hídrico abarca a un conjunto de recursos acuáticos que no necesariamente cruzan, definen o subyacen una frontera. Quedaba implícito que se trataba de un sistema hídrico compartido, porque exactamente la mitad del caudal iba a ser reconocido como propiedad de Bolivia que sería compensada económicamente por quienes hacían uso de las aguas. Hasta ahí el conflicto parecía tener una solución, ya conocemos el fracaso de la agenda de los 13 puntos.

El 23 de marzo de 2016, Día del mar, Evo sostuvo que Chile hacía uso ilegal y abusivo de las aguas del Silala y que las desviaba artificialmente. Aseguró que Chile nos quería confundir y que presentaríamos una demanda ante La Haya para sentar soberanía sobre dichas aguas. El 6 de junio de 2016, Chile se adelantó a Evo y demandó ante La Haya que el Silala sea declarado un cauce internacional. Bolivia anunció una contrademanda. Chile presentó su memoria, fue el momento cúspide de decidir si Bolivia aceptaba el caso y se sometía nuevamente a la jurisdicción de la Corte, o lo rechazaba y se desentendía totalmente, porque no se trataba de algo entre dos Estados para ser atendido por la CIJ, sino de una controversia entre el Estado boliviano y las empresas privadas chilenas que utilizan las aguas. A pesar de esa realidad y del hecho aún más grave de que el Silala es innegablemente un curso de agua internacional, Bolivia decide enfrentar nuevamente a Chile en la Corte. No fue una decisión tomada en base a una realidad técnico-científica, sino al calor de intereses político-electorales y al ego de Evo que había amenazado con demandar a Chile, no podíamos rechazar un proceso que supuestamente queríamos iniciar. 

En los alegatos escritos y orales, Bolivia reconoce que el Silala es un curso de agua internacional y la Cancillería boliviana no respondió a una propuesta oficial que hizo Chile para llegar a un acuerdo extrajudicial, como tampoco Bolivia no declaró que Chile deba una compensación por los usos del pasado del agua del Silala, por eso el fallo determina que el Silala es un río de curso internacional y que Chile tiene derecho a su uso equitativo y razonable al igual que Bolivia. 

Nos mintieron y nuevamente los chilenos nos derrotaron, para los masistas el mar todavía se debe negociar, el caso Silala es un triunfo de la diplomacia. Deben ser los empates catastróficos sostenidos por Linera. Alguien debe pagar estos errores.

TIBURÓN

FERNANDO BERRÍOS

Politólogo

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