Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La Agenda 2020/2025

La Agenda 2020/2025

El año 2025, Bolivia cumplirá 200 años y la agenda del MAS diseñaba hasta ese año construir una Bolivia Digna y Soberana; en términos de sociedad, planteaba un Estado incluyente, participativo, democrático, sin discriminación, racismo, odio, ni división. En términos políticos, la Agenda Patriótica era el Plan de Desarrollo General Económico y Social para Vivir Bien, era la visión de país como producto de una filosofía de partido en la construcción del país deseado. 

¿Será que aquello cambia ahora que los actores son otros? La concepción y su implementación debería ser la misma sin importar quiénes son los gobernantes hoy en día; las 13 plataformas están estructuradas en erradicar la pobreza extrema, universalizar los servicios básicos, la salud, educación y el deporte, autoridad en ciencia y tecnología, soberanía comunitaria y financiera, productividad con diversificación, soberanía en los recursos naturales y en la alimentación, cuidar del ambiente con desarrollo integral, la complementariedad de los pueblos, transparencia en la gestión pública, felicidad y reencuentro con la prosperidad y nuestro mar. No parece poca cosa y, además, que si no proviniera del MAS, simplemente puede venir de cualquiera de las corrientes y en los mismos términos. Las prácticas políticas y las corrientes filosóficas parecen haberse universalizado, y si comparamos las últimas ofertas electorales, todo pasa por ser más iguales, productivos, responsables con el medio ambiente, más honrados, con mejores servicios y si podemos, felices. Suena de maravilla.

La práctica liberal se basa en normas y en instituciones, parte de la igualdad de los individuos ante la ley; permite a cada uno buscar y encontrar su propia concepción de felicidad, permite ganarse el sustento como fruto de su labor y organiza a la sociedad para participar plenamente en política para autogobernarse. En suma, reconocen derechos iguales a todos y evita que cualquiera asuma la potestad de arrebatar a los demás estos derechos. Como consecuencia, es un sistema de libertades civiles: de pensamiento expresión y/o asociación, y libertades políticas: de elegir o ser elegido. Quienes mejor aprovechan las libertades de este régimen son aquellos que menos restricciones tienen y poseen ingresos suficientes para siempre aprovechar sus potencialidades.

Lo contrario sería lo aliberal, producto de las demasiadas libertades de las normas, instituciones y prácticas liberales; la carencia de una práctica de libertad positiva para la provisión de recursos y de facilidades para realizar determinadas acciones, que por alguna razón se consideren necesarias para la felicidad de todos, que refleja la visión del “bien común” se considera “aliberal”. Todos los elementos aliberales se sostienen y están contenidos en lo “social”, en lo “comunitario”. En el plano social, el Estado asume medidas para ofrecer su capacidad interventora en economía y las relaciones laborales; en el comunitario evoca el bien común con arreglo a la Constitución, organizando el Estado y la sociedad bajo el pensamiento socialista de la plena justicia social y de la “justicia perfecta”.

Por último y producto de las transformaciones políticas y sociales, aparece lo posliberal, que viene a reconocer y fortificar a grupos étnicos, nacionales, regionales, corporativos, sexuales, etc., con la concesión de una nueva clase de derechos de tipo colectivos. Las normas, instituciones y prácticas que producen se originan en esta práctica posliberal. Nosotros la conocemos como Plurinacional formulado en el “Estado unitario social de derecho plurinacional comunitario” en la Constitución. Hoy somos el resultado mixto de estos tres tipos de concepciones de organización política, es la base del nuevo gobierno para retomar la Agenda 20/25.  

TIBURÓN

FERNANDO BERRÍOS

Politólogo 

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