Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Sínodo sobre Amazonía y Bolivia

Sínodo sobre Amazonía y Bolivia

En enero de 2018, el Papa Francisco visitó la Amazonía peruana y dio comienzo al Sínodo sobre la Pan Amazonía. En aquel encuentro, los indígenas se dirigieron al Papa desde la riqueza de sus diferentes culturas denunciando las amenazas que los acechan:

• La destrucción de la vida, de sus territorios y de su misma identidad indígena por la codicia extractivista.

• La desintegración del tejido social tradicional de sus pueblos, impulsada por un sistema corrupto y materialista.

• La homogeneización de la diversidad y riqueza cultural en nombre de una cultura única, colonizadora e invasiva. Cuando el Papa Francisco tomó la palabra, aseveró que nunca los pueblos indígenas amazónicos habían sido tan amenazados como lo son hoy día y avaló su afirmación mencionando un sinfín de amenazas que los acechan. Pidió que como Iglesia nos pongamos a la escucha de estos pueblos. Les pidió a ellos que enriquezcan a la Iglesia con su espiritualidad y sabiduría.

Hoy el Sínodo está en pleno desarrollo y es evidente que está asumiendo el reto de Pentecostés, cuando todos escucharon y entendieron desde su propio idioma las maravillas del Espíritu y descubrieron que solo el conjunto de voces distintas genera armonía. El Sínodo está planteando con claridad que la elección que tenemos delante no es entre progreso o retroceso, entre sistemas de izquierda o de derecha.

La opción está en el respeto de la diversidad y en la escucha del otro, en valorar el cuidado antes que el éxito, en elegir la armonía antes que el dominio, la feliz sobriedad antes que la acumulación de bienes. Se trata de vivir una ecología integral donde lo cultural, medioambiental, social y económico buscan el equilibrio el uno con el otro.

Ninguna de estas dimensiones puede crecer en desmedro de las otras. Quienes primeros pagan estos desequilibrios son los más pobres, aunque la cuenta va a alcanzar a todos. La Amazonía en Bolivia abarca más del 50% de su territorio; más del 90% de su diversidad lingüística, étnica y cultural. Tiene, además, su rica biodiversidad, la generación de agua y oxígeno. Sería una trágica falacia reducir esta enorme riqueza cultural, natural y social a espejismo de ganancia económica que con sus migajas nos seduzca, para llevarnos todos a la destrucción. 

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