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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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La violencia contra la mujer y la pollera

La violencia contra la mujer y la pollera

Cuando un alcalde no cumple con el trabajo para el que fue elegido, sus detractores lo castigan vistiéndolo con una pollera (atuendo de mujer) y le obligan a caminar por la calle como escarmiento público.

Esta es una práctica tan común en algunos municipios del país, que nadie se había puesto a reflexionar sobre lo que significa esta “costumbre” y sus implicancias, especialmente para las mujeres que, en los últimos días, expresaron su malestar por el uso malicioso que se le da a esta prenda.

El pasado lunes 19 de septiembre, vecinos furiosos con el alcalde de Viacha (La Paz), Napoleón Yahuasi, porque no habría atendido sus demandas en salud y educación, procedieron a vestirle de pollera para escarmentarlo frente a la población.

Tras conocerse este último hecho, mujeres de pollera reaccionaron en contra de esta desacertada medida, debido a que de esa forma se denigra a las mujeres, a quienes se las estaría calificando de negligentes y flojas.

“Para nosotras la pollera es sagrada, representa a la mujer trabajadora aimara y de clase popular, no es para colocar a alcaldes flojos o negligentes que no hayan cumplido sus compromisos”, indicó Alba Arminda, de la ciudad de El Alto, según reporta el portal Urgente.bo.

Vestir con pollera a una autoridad para castigarla por alguna falta cometida es otra forma de agredir a la mujer. 

En la actualidad, pese a que está vigente la Ley 348, para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, cada día cientos sufren agresiones de todo tipo, desde psicológicas, económicas y físicas, muchas de las cuales terminan en feminicidios.

Agredir sistemáticamente a una mujer hasta terminar con su vida es, lamentablemente, parte de una sociedad violenta, en la que algunos hombres creen que las mujeres son parte de su propiedad y pueden disponer de ellas como mejor les parece. En ese sentido, se sanciona el feminicidio con la pena máxima (30 años de cárcel); no obstante, esa no es la solución. Se debe trabajar en la prevención.

La violencia contra la mujer también se hace patente en los salarios inferiores que percibe por un trabajo similar al del hombre, en la carga pesada que se le encarga con el cuidado exclusivo del hogar y por la infinidad de “chistes” que se lanzan en torno a su género.

Por eso, la solución debe ir más allá de solo castigar a los que cometen agresiones o feminicidios, se debe trabajar desde la educación para transformar el pensamiento machista que aún permanece en la cabeza de muchos.

Y en vez de colocar una pollera a una autoridad para castigarla, se debería ver en esta prenda una forma de dignificar a la mujer luchadora, trabajadora, que aporta con creces al desarrollo del país.

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