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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Urge la Autoridad de Cuencas

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En Cochabamba, nadie quiere resolver los verdaderos problemas porque no se ven. Las obras estrellas nunca han sido las importantes sino las más vistas.

Urge la Autoridad de Cuencas

Pasó y todavía pasa en Tiquipaya. Seguimos en época de lluvias, se estima que los volúmenes de carga de tierra desprendida ascienden de uno a dos millones de toneladas. Los expertos indican que necesitaríamos –idealmente- dos años para transportar esta cantidad, pero eso es una utopía.

La verdad es que, si la mazamorra el 2018 bajó por el cauce pluvial normal, ahora en el 2020 rebalsó por los lados cual delta de río por calles y avenidas. Para muchos, su efecto es peor y poco o nada se hizo.

Desde el 2009, cuando el Programa de Manejo Integrado  de Cuencas (Promic) dejó de trabajar, pese a haber dejado un informe de qué debería hacerse a mediano y largo plazo, la gestión de cuencas ha sido prácticamente nula. A quién culpar si no es a una gestión  ineficiente e irresponsable, además de la generosa colaboración de loteadores inescrupulosos, y algunas personas entre comillas ingenuas. Una auditoría nos podría decir quiénes son los responsables de tanta pérdida, dolor y rabia por impotencia, pero sabemos dónde acaban estas.

Con un panorama de pésimo o nulo manejo de cuencas, deforestación creciente, erosión, sumada a la construcción de caminos, entre otros factores, el Gobierno de transición  ha determinado, tomando como ejemplo la experiencia del programa Searpi en Santa Cruz, implementar la Autoridad Departamental de Cuencas, ente autónomo de gestión, con recursos estatales y de la cooperación, constituyéndose en la máxima instancia para permitir o prohibir trabajos en las cuencas.

Esperemos que no sean meras promesas y que las autoridades, normativa y recursos sean prontamente designados. Entendemos que es imprescindible activar un relevamiento del desastre, determinar las irregularidades legales y ambientales, canalizar un apoyo externo, reactivar instrumentos de planificación, planes de manejo cuencas “integrales”, no esporádicos, de largo aliento que tome en cuenta los futuros escenarios con índices  de crecimiento de la población en su conjunto. En fin: que nos enseñen de fojas 0 a cómo cuidar nuestro entorno.

Debemos dejar de acostumbrarnos a obras hechas por uno o dos técnicos, más a criterio de autoridades que buscan reconocimiento para que sean vistas por la población y los caprichos de esta sean supuestamente satisfechos. En Cochabamba, nadie quiere resolver los verdaderos problemas porque no se ven. Las obras estrellas nunca han sido las importantes sino las más vistas. Para muestra, sobran malos ejemplos.