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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Trata y tráfico, un mal sin límites

Trata y tráfico, un mal sin límites

La trata y tráfico de personas es uno de los delitos más lucrativos en el mundo, además de ser una de las formas más crueles de violencia que vulnera derechos fundamentales como la libertad, la dignidad y la integridad física, psicológica y mental.

Y lo más preocupante es que este delito, cuyos casos se incrementaron en los últimos meses, afecta especialmente a niños, niñas y adolescentes, que son los grupos más vulnerables, según la Defensoría del Pueblo.

Otro informe del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) confirma un incremento en los casos de trata y tráfico de personas en Cochabamba, especialmente en los cinco municipios que integran el Trópico, considerados como zona roja para la comisión de este delito.

La directora del Sedeges, Mariela Arze, informó que en lo que va de esta gestión al menos 250 personas fueron víctimas de trata y tráfico de personas, una cifra superior a la reportada el año pasado.

La mayor parte de las víctimas (mujeres) son sometidas a explotación sexual, tras ser captadas mediante las redes sociales y los juegos en línea.

Este delito, que mueve millones de dólares, sigue causando estragos en las familias de Cochabamba y el país, sin que las entidades públicas puedan implementar medidas efectivas para desbaratar, por ejemplo, las organizaciones criminales que están detrás de este aberrante delito.

En los últimos días, los hoteleros emplazados en las avenidas Ayacucho y Aroma expresaron su intención de convertirse en aliados para alertar sobre posibles casos de trata y tráfico.

Esta iniciativa es importante porque algunas de las organizaciones criminales de trata y tráfico de personas utilizan hoteles o alojamientos como parte de la ruta para sacar a las personas de una determinada ciudad, por lo que en esta instancia se podrían detectar la mayor parte de los casos de este delito.

Así como los hoteleros, otras instancias, organizaciones, instituciones, empresas y población en general deberían sumarse a la lucha contra este delito para que las acciones que se implementen sean más efectivas en el país.

En esta cruzada juegan también un papel fundamental los padres, quienes deben advertir a sus hijos sobre los riesgos que entrañan las redes sociales y los juegos en línea, y que podrían ser víctimas de trata y tráfico.

Es también crucial que las entidades estatales tengan en su agenda de trabajo un programa integral para luchar contra la trata y tráfico de personas, y que inviertan los recursos que sean necesarios para erradicar este delito de lesa humanidad que, lamentablemente, sigue dañando a los grupos más vulnerables.

Para que esta lacra no siga expandiéndose en forma tan peligrosa, es necesario que todas las instancias se unan para encarar este problema que tiende a crecer.