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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Retos de la educación superior

Retos de la educación superior

Se escucha que las deficiencias del nivel primario son resueltas en la secundaria y que en la universidad las de esta. No debe malinterpretarse esto cuando sí se tiene una calidad de educación, en general, buena. Pero, como en todo, debemos mejorar de forma continua.

Medir la calidad educativa no solo debe tener como objetivo saber cuán bien estamos a nivel regional, sino que también se debe conocer si lo que se está enseñando en las universidades bolivianas es lo que necesita la sociedad, si está a la par del avance tecnológico y si cumple estándares internacionales. 

La educación en sí es considerada una inversión pública prioritaria, pero, a nivel de educación superior —en un país en el cual los recursos son escasos—  se debe mejorar la calidad del gasto y disminuir la ineficiencia. Por qué no pensar en ampliar las ventajas que ofrece el universo de otros niveles de educación como el técnico - superior.  Bolivia debe priorizar hacia dónde dirigir sus esfuerzos en esta materia. Las universidades deben repensar y redefinir su rol en el futuro, anquilosarse en lo tradicional conllevaría un retroceso en un país que de por sí no investiga, produce o innova lo suficiente.

Entendemos que al seno de los niveles de educación primaria y secundaria se tienen brechas entre lo público y lo privado, y será menester del Gobierno reducirlas, pero se tendrá que coordinar —incluyendo al grado superior— no solo la cantidad de recursos a asignarse, sino que la calidad de la misma esté acorde con los avances tecnológicos y que se tome en cuenta las características               y los modos que tienen las nuevas generaciones de recabar conocimiento. Por dar un ejemplo, adecuar el proceso de enseñanza – aprendizaje a los centennials y millenials, y no ellos al sistema. 

Pero no todo es dar, sino también exigir mediante la práctica de la competencia y la meritocracia, para que sean ambos educadores y educandos los que valoren sus propios esfuerzos y les sean otorgados incentivos a través de becas y oportunidades de estudio. A la fecha se han entregado becas solo por el lugar o espacio de procedencia y muy pocas por los esfuerzos académicos conseguidos. 

Debe entenderse que las universidades no son simples lugares de repetición de conocimiento, sino de innovación de tecnológica y satisfacción de necesidades de los sectores estatal y privado; que es necesario realizar una medición anual de la calidad educativa en todos los niveles. Pero claro, todo será resuelto cuando entendamos que sumar presupuestos no es sumar calidad.