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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Reos, permisos, fugas y cómplices

Reos, permisos, fugas y cómplices

¿Por qué un reo peligroso y que en junio de 2022 fugó del penal de Palmasola en Santa Cruz fue llevado a un centro médico en La Paz, desde la cárcel de Chonchocoro, sin la seguridad que ameritaba sus antecedentes delincuenciales?

La fuga de Felipe Edvaldo Menezes Iglesias desde el Hospital de Clínicas debe ser investigada hasta identificar a todos los que coadyuvaron en su huida y que, hasta el momento, cobró la vida de un sargento de la Policía.

El recluso brasileño, que fue capturado por la Policía después de 12 horas de su fuga, recibió la ayuda de al menos seis personas, incluida una médico que, según las investigaciones preliminares, habría firmado el certificado médico para que pueda ir al hospital.

Tomando en cuenta la peligrosidad de este reo, y el antecedente de fuga del 14 de junio de 2022, Régimen Penitenciario y la Policía debieron haber asumido mayor seguridad en su traslado. Lo que se debe esclarecer pronto es si hubo negligencia en este aspecto o se omitió este tema adrede con la intención de que el reo tenga la posibilidad de escapar de sus custodios.

Régimen Penitenciario y la Policía conocen los antecedentes de cada recluso y su grado de peligrosidad, por lo que en caso de requerirse un traslado de un lugar a otro deben evaluar las medidas de protección, cuántos custodios enviar y qué tipo de transporte utilizar.

Otro dato que salió a la luz es que el reo brasileño fue llevado en un vehículo particular, que no reúne las condiciones de seguridad para realizar un traslado.

Además, si se llevó al reo brasileño al Hospital de Clínicas, lo mínimo que se debió hacer es implementar un perímetro de seguridad alrededor para evitar que cómplices del reo se acerquen con el fin de rescatarlo.

Según algunos testigos que se encontraban en el Hospital de Clínicas, el reo se movía con cierta libertad dentro del recinto médico y sin manillas, extremo que debe ser investigado con el fin de conocer si se incumplieron los protocolos mínimos de seguridad que se deben implementar en estos casos.

La muerte del sargento de la Policía no se puede remediar, y solo servirá de consuelo si se entrega algún reconocimiento póstumo o brinda ayuda a su familia.

Pero lo que sí debe cambiar es la forma en la que se aplica el protocolo de seguridad cuando se traslada a un recluso a un centro médico o a sus audiencias, porque un mal procedimiento pone en riesgo la vida de los custodios y de las personas que se encuentran cerca.

Es urgente esclarecer este hecho de sangre, encontrar a todos los responsables y llevarlos ante la justicia para sentenciarlos como corresponde. Son culpables las personas que ayudaron al reo en la fuga y también quienes no asumieron las medidas de seguridad para que este sea llevado hasta el centro médico.