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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Premios y sanciones en la universidad

Premios y sanciones en la universidad

Una dificultad que tienen los universitarios que se gradúan de las entidades académicas públicas del país es que no pueden conseguir empleo, por diversas razones, una de ellas es que casi todas las empresas exigen una experiencia de trabajo de entre tres y cinco años, motivo por el cual algunos profesionales deambulan con su currículum bajo el brazo durante mucho tiempo.

Exigir experiencia de tres o cinco años a personas que acaban de obtener su título profesional es incongruente, además de que no se permite a los recién graduados mostrar su potencial en la práctica y, al mismo tiempo, aprender más.

Por eso es importante que las entidades públicas y privadas brinden oportunidades a quienes concluyen una carrera, de modo que con la práctica en el mismo trabajo vayan acumulando experiencia y puedan ser un aporte para el desarrollo del país.

En ese sentido, es aún más importante implementar iniciativas para emplear a los nuevos profesionales, especialmente en las entidades públicas que requieren no solo licenciados sino principalmente técnicos medios o superiores, sin que las empresas privadas queden al margen.

En los últimos días, la bancada de Comunidad Ciudadana propuso un proyecto de ley que busca “premiar” a los mejores estudiantes de las universidades públicas con empleos en las entidades estatales, donde se requiere renovación de profesionales, con énfasis en los cargos técnicos. De esa forma se gana por doble partida: los nuevos profesionales obtienen empleo bien remunerado y estable y las entidades públicas se fortalecen con sangre nueva.

Otro beneficio de esta modalidad de empleo es que se incentivaría a los miles de estudiantes que ingresan a las universidades públicas para que obtengan las mejores calificaciones posibles y que concluyan sus carreras en el tiempo establecido en sus planes de estudio.

Y así se deberán proponer otros proyectos que permitan emplear a los nuevos profesionales y dejar de poner en su camino trabas innecesarias, pero para eso se tendrá que trabajar también en mejorar la enseñanza universitaria y enmendar algunas falencias que arrastran las casas superiores de estudio.

Un cambio que se debería analizar de inmediato es, por ejemplo, los años de permanencia en las universidades públicas, porque, como se denunció en más de una oportunidad, hay estudiantes que prolongan su estadía por décadas, valiéndose de las estratagemas más bajas.

Si no se cambia este aspecto, seguirá habiendo universitarios parásitos que pasen prácticamente su vida inscritos en la universidad, sin siquiera asistir, y el Estado continuará erogando innecesariamente dinero que hace falta en otras áreas.

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