Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 29 de marzo de 2023
  • Actualizado 22:05

La bolsa y la vida

La bolsa y la vida

Delincuentes que se movilizaban en un vehículo intentaron robar el celular a una persona que se encontraba en la acera de una calle en la zona noroeste de la ciudad. El criminal, blandiendo un arma de fuego, amenazó con disparar a su víctima si no le entregaba sus pertenencias.

El hombre amenazado logró, instintivamente, retroceder para evitar el robo de sus pertenencias y el malhechor optó por escapar del lugar. Horas más tarde él y sus cómplices fueron capturados por la Policía.

En otros casos, los delincuentes que se movilizan en vehículos arrebatan con violencia las carteras o bolsos de mujeres que transitan por las aceras, provocándoles heridas de consideración.

Hace tres semanas, un hombre acuchilló a dos transeúntes en la zona sur de la ciudad, a quienes les quitó la vida.

En uno de los últimos casos de criminalidad, dos personas armadas atracaron un surtidor en el municipio de Vinto, de donde se llevaron al menos 26 mil bolivianos después de amenazar con un arma de fuego a los empleados de la estación de servicio.

A manera de chanza se suele repetir una frase conocida cuando se quiere graficar un asalto, “la bolsa o la vida”, que connota que la víctima debe elegir entre entregar sus bienes de valor o, si se resiste, arriesgarse a perder la vida.

Lamentablemente, esta consabida frase se está volviendo bastante recurrente por los asaltos, atracos y robos que se perpetran en las calles de la ciudad, no solo en horas de la noche, sino también en el día, ya sea en zonas alejadas del centro de la ciudad o a pocos metros de donde la Policía tiene sus oficinas.

Lo que preocupa aún más es que los delincuentes son tan desalmados que no les importa solo quitar las pertenencias de sus ocasionales víctimas, sino que, además, les infligen daño físico que deja marcas indelebles o secuelas de por vida. Es decir, se llevan la bolsa y, en algunos casos, la vida de las personas atracadas.

¿Cuál es la solución a este acuciante problema? Lo que corresponde es que la Policía, como entidad encargada de brindar seguridad a la población, demuestre mayor presencia en las calles con el fin de disuadir a los delincuentes de cometer crímenes.

No está de más, también, que todas las personas asuman medidas de protección, alejándose de las situaciones de riesgo. Es mejor caminar en compañía de terceros, ir en sentido contrario a la circulación de las movilidades, no ostentar artículos de valor en la calle y permanecer siempre alertas ante cualquier situación extraña.

Si bien todas las personas tienen derecho de caminar sin temor por los espacios públicos, la escalada de la delincuencia obliga a la gente a tomar recaudos con el fin de evitar ser una víctima más, porque los criminales no miden las consecuencias de sus actos y hasta matan para robar, incluso, un objeto de poco valor.

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