El 12 de mayo pasado se conoció que la atleta Lorena Ríos, campeona cruceña de salto alto, vendía queques y otras masitas en la plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz, con el fin de recaudar fondos para comprar pasajes a España. Tras conocer su historia, el Viceministerio de Deportes pagó su boleto.

Una semana después, se informó en los medios que el dirigente universitario Max Mendoza, quien fungía como miembro del presídium del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB), había recibido en tres años unos 23 mil dólares por concepto de viáticos por viajes que realizó al extranjero y a ciudades de Bolivia.

El caso de Mendoza se empezó a ventilar en la opinión pública debido a que el dirigente universitario fue denunciado por recibir un salario de 21 mil bolivianos mensuales sin tener un título universitario, además de permanecer por 33 años en la universidad. 

Además del salario que recibió, lo que se cuestiona también son los viáticos que percibió por viajes que realizó en representación de la CEUB para asistir a congresos de educación, encuentros políticos y torneos deportivos, entre otros.

Lo cuestionable es que mientras algunos deportistas deben ingeniárselas con el fin de conseguir recursos económicos para representar al país, con posibilidades de traer medallas, hay dirigentes como Max Mendoza que disponen de dinero a discreción para viajar como turistas, sin obtener ningún beneficio para el país.

La universidad pública dispone de recursos millonarios, subvencionados por el Estado, según establece la Constitución Política, y goza de autonomía en la administración de los mismos, pero eso no implica que malverse el dinero que sale de las arcas públicas.

Hay deportistas, especialmente raquetbolistas, que han decidido, ante la falta de apoyo económico y logístico, vestir los colores de otros países donde, aseguran, les prestan el soporte necesario para que puedan entrenar y ganar medallas en torneos internacionales.

Y si bien el Gobierno entrega incentivos económicos a los deportistas considerados de élite en el país, este apoyo aún es insuficiente, porque se debe invertir más para preparar a los atletas que pueden competir en torneos internacionales y no solo entregarles premios cuando ganan alguna medalla.

Si se quiere conseguir los primeros puestos en campeonatos suramericanos, y algún día en mundiales, se deberá permitir a los deportistas que tienen condiciones para destacar que se dediquen a sus entrenamientos por al menos seis horas al día, lo que implica apoyarles con alimentación, centros de preparación, pasajes, viáticos y, por qué no, estipendios que les ayuden a solventar sus gastos.

Por eso, las autoridades deben definir cuáles son las prioridades y no seguir invirtiendo en actividades que no rinden beneficios para el país.