Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 00:06

Es hora de escuchar en serio a los niños

Es hora de escuchar en serio a los niños

La forma más eficaz de mejorar una conducta o dejar de lado los malos hábitos es mediante los niños, porque son ellos quienes llevan los buenos ejemplos a sus hogares y enseñan a los adultos, por ejemplo, a no botar basura en las calles.

Cuando un niño aprende una buena conducta, la replica inmediatamente en su hogar y pide que los adultos hagan lo mismo. En algunos casos, sin embargo, son las personas mayores que, por flojera o costumbre, no corrigen sus malas mañas.

Pero los niños no solo aprenden buenos hábitos, sino también exponen los problemas que persisten en sus barrios o comunidades. Ese es el caso, por ejemplo, de los niños ecoperiodistas, quienes alertan, mediante fotorreportajes, sobre los riesgos de la contaminación, el manejo inadecuado de la basura y el desperdicio del agua potable, entre otros temas.

Los niños ecoperiodistas reflejaron, en un foro, varios problemas que subsisten en la región a causa del descuido y malas prácticas de las personas que botan basura en las calles, aguas servidas en los ríos y desperdician el agua potable.

El objetivo de estos ecorreportajes es llamar la atención de quienes siguen contaminando el medioambiente y con el fin de que se cuide, por ejemplo, el agua que escasea en Cochabamba.

Peter Negrete, por ejemplo, destacó cómo en su barrio, ubicado en Cerro Verde, “las familias cuidan y ahorran el agua que es escasa”, porque no tienen en abundancia este líquido vital, mientras que en otras zonas más privilegiadas se utiliza hasta para lavar las aceras.

Otro tema crucial que abordan los niños es la contaminación del medioambiente, un problema que aqueja no solo a Cochabamba sino a todo el mundo, pero es importante empezar y cambiar de actitud en forma local.

Es imprescindible que se escuche a los niños y que se tomen cartas en el asunto cuando reclaman que la laguna Alalay desprende malos olores y es un riesgo para la salud de las personas por la contaminación.

Si no se toma en cuenta lo que dicen los niños, se está cometiendo un craso error, porque es en esa población que se debe reforzar los buenos hábitos para que estos a su vez lo repliquen con las generaciones venideras.

Es una pena ver cómo cuando un niño no sabe dónde botar la basura, el adulto que se encuentra con él agarra el desperdicio y lo arroja al piso, ante a expresión atribulada del pequeño, quien después considera que eso es lo que se debe hacer, y poco a poco pierde el buen hábito de llevar la basura en su bolsillo hasta encontrar el lugar adecuado donde depositarla.

Los niños no deben ser escuchados solo el 12 de abril, sino todos los días, porque al fin y al cabo en menos de lo que nos demos cuenta ellos estarán dirigiendo el país y el objetivo es que lo hagan bien y dando ejemplo a los demás.