Tras conocerse el tercer caso positivo de  coronavirus, dos en Santa Cruz y uno en Oruro, el Gobierno declaró emergencia nacional y decidió poner en marcha siete medidas de urgencia para evitar la propagación del virus en todo el país.

Del total, tres son las de mayor impacto: la suspensión de clases en los colegios y universidades hasta el 31 de marzo, la postergación de vuelos desde y hacía Europa, y la prohibición de todas las actividades públicas que concentren a más de 1.000 personas.

Bolivia se convierte en el tercer país de Sudamérica que suspende las labores educativas (escolares y universitarias) por el virus que ya mató a más de 4.500 personas en el mundo. Primero lo hizo Paraguay y hace tres días Perú.

Los colegios, principalmente privados de la ciudad, ya están tomando acciones para no frenar el proceso de enseñanza; varios anunciaron que utilizarán la tecnología para dar clases y tareas, tal como sucedió en los meses de octubre y noviembre de 2019.

Otra de las medidas gubernamentales es que se intensificarán los controles en las fronteras. El viceministro de Régimen Interior, Javir Issa, anunció que el Gobierno desplegará 10.000 efectivos policiales en las fronteras y aeropuertos, para controlar a todos los que ingresen al país.    

Asimismo, se creará un Gabinete para la atención del coronavirus. Estará en evaluación permanente sobre lo que pase en el territorio nacional.

Todas las medidas adoptadas por el Ejecutivo pueden resultar positivas, sin embargo, llama la atención el hecho de que el Gobierno no haya destinado un presupuesto especial para que puedan implementarse las acciones de manera oportuna y sostenida. El Decreto Supremo Nro. 4179 solo autoriza a las entidades públicas realizar los ajustes presupuestarios para aplicar las medidas aprobadas en el gabinete, y si fuera necesario, podrían solicitar recursos adicionales al Ministerio de Economía y Finanzas. 

Sería bueno que, como sucede en países vecinos, el Gobierno transitorio apruebe un presupuesto extraordinario para aplicar todas las medidas destinadas a frenar la propagación del coronavirus. En el país no solo se requieren barbijos, sino también infraestructura especial para tratar a los pacientes.