Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 09:58

Hay que echar andar el aparato económico

Hay que echar andar el aparato económico
La cuarentena total que vive el país desde el 22 de marzo para frenar la propagación del coronavirus, se vence el próximo jueves. Sin embargo, es poco probable que las actividades se normalicen en su totalidad, sobre todo, considerando que en los últimos días la cifra de casos positivos se aceleró y no se descarta que abril cierre con más de 1.000 afectados.
Cuando la presidenta Jeanine Áñez amplió el aislamiento, dejó en claro que cada siete días haría una evaluación del comportamiento del COVID- 19 y que progresivamente se irían liberando algunas actividades económicas. De hecho, eso ya se cumple. En la semana que concluye, se autorizó la venta de comida a través del servicio delivery, pero cumpliendo con todas las medidas de bioseguridad para evitar cualquier riesgo. Ese es un pequeño avance para reactivar la economía, y así otros sectores también deberán ser liberados, claro, tomando en cuenta la realidad de cada región y los peligros que aún existen.
El ministro de la Presidencia, Yerko Núñez, manifestó que un equipo de expertos está en permanente evaluación para ver qué acciones se tomarán para ir normalizando las actividades en Bolivia.
En los últimos días, varios países que están superando la epidemia han comenzado a liberar algunas actividades económicas y productivas. Una de ellas es la construcción, ya que no solo tiene un efecto multiplicador en lo relacionado al empleo directo e indirecto, sino que mueve a varios rubros.
En el país, la construcción es uno de los sectores más golpeados. Las cinco cementeras que operan en el territorio nacional prácticamente han paralizado sus actividades, hecho que, por supuesto, les generó millonarias pérdidas y deudas que no dejan de incrementarse conforme van pasando los días. Las ferreterías y otros sectores vinculados a la construcción lamentan su situación y aguardan que el Gobierno las priorice para que puedan estar entre las primeras actividades en ser liberadas.
Según la Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco), al menos medio millón de empleos están en riesgo, por lo que no ven la hora en la que se levante la bandera blanca para que todo ese ejército de personas vuelva a trabajar.
Las autoridades no deben olvidar que el sector de la construcción arrastra problemas económicos, en gran medida, por las deudas que tienen los gobiernos nacional, departamental y municipal por un monto que supera los 1.000 millones de bolivianos, monto que también debe ser cancelado para evitar la quiebra de muchas y el despido de miles de trabajadores.
La construcción es un rubro que, si se toman las medidas de bioseguridad, podría retomar las actividades, obviamente de forma progresiva. La reactivación de este importante sector está en manos de las autoridades gubernamentales, pero también en el compromiso que puedan asumir las constructoras y los trabajadores.
Caboco ha señalado que la construcción se contrajo de manera drástica en los últimos 10 años al pasar del 10.8% del Producto Interno Bruto (PIB), en 2009, a 1.91%, en 2019.
Tras el aislamiento, el país debe retomar progresivamente la normalidad, pero tomando en cuenta la realidad de cada una de las regiones. No hay que negar que hay departamentos como Santa Cruz, donde las cifras del coronavirus se han disparado, pero también está Cochabamba donde el mal, de alguna manera, se ha estabilizado.