Tras el abandono de cuatro comisiones de las mesas técnicas que trabajaban en Trinidad, Beni, el objetivo de fijar una fecha consensuada para la realización del Censo Nacional de Población y Vivienda volvió a cero, porque el Gobierno insiste en implementar la gran encuesta en 2024 y Santa Cruz advirtió, una vez más, que radicalizará las medidas de presión que lleva adelante desde hace 20 días.

Si el diálogo fracasa en torno a este tema tan sensible como es acordar una fecha técnica para llevar adelante el censo, Bolivia pierde. Pierde porque continuarán los bloqueos que desangran la economía del país. Pierde porque no se permitirá trabajar a quienes necesitan llevar el sustento a sus familias.

Si hay voluntad para solucionar este problema en las partes enfrentadas, ¿qué tan difícil es acordar una fecha que sea la más adecuada para que el censo tenga los mejores resultados posibles?

Si el trabajo sería netamente técnico, como se habló hasta el cansancio, el camino hacia un acuerdo se habría allanado desde el inicio, pero como existen fuertes componentes políticos, la resolución de este conflicto se complica, por las posturas tozudas de autoridades o representantes de algunos departamentos.

La madrugada de este miércoles, entre gallos y medianoche, el Gobierno informó que el censo se realizará entre marzo y abril de 2024, mientras que Santa Cruz mantiene su exigencia de que la gran encuesta se implemente en 2023, con preferencia en octubre.

Si las posturas continúan así de irreductibles, no importa si se instalan dos, tres o más mesas técnicas, igual no será posible llegar a buen puerto, porque simplemente no se quiere encontrar una solución concertada, pensando en el bienestar de la mayoría.

Las reuniones se llevaron a Santa Cruz, Cochabamba y Trinidad, sin resultados alentadores y después de haber erogado dinero de los impuestos de los bolivianos que se utilizó para trasladar a cientos de personas y pagarles alojamiento y alimentación.

Y sobre llovido, mojado. La mañana de este miércoles se informó sobre la muerte de una persona que viajaba en motocicleta, que no se habría percatado de la presencia de un cable en uno de los puntos de bloqueo y tras chocar murió desangrado.

Quienes representan al Gobierno y a las entidades que exigen que el censo se realice en 2023 deben pensar con mayor amplitud y no encerrarse en una postura que puede estar equivocada.

Y aunque es difícil esperar nobleza de la clase política, lo ideal es que los equipos técnicos se complementen en el trabajo y que cada quien aporte con lo que sabe y puede. Estas personas, en cuyas manos está fijar una fecha para la realización del censo deben tomar en cuenta que tienen que definir lo mejor para los bolivianos, caso contrario, el país los demandará.