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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Cuando la justicia falla, ¿quién paga?

Cuando la justicia falla, ¿quién paga?

Brayan Ríos pasó tres años y siete meses de su vida encerrado en un penal de Cochabamba por un crimen que, según la confesión de otra persona, no cometió, pero fue inculpado por los fiscales a cargo de este caso.

El hombre, padre de una hija de cinco años, recuperó su libertad, se reunió con su familia apenas traspuso el umbral de la puerta principal del penal, pero los casi cuatro años que estuvo recluido no los podrá recuperar.

“Es un pedazo de mi vida que me han arrancado”, afirmó el joven que trabaja como payasito, animando fiestas infantiles y otros eventos, apenas estuvo fuera de la cárcel.

Y la pregunta insistente que empezó a circular en las redes sociales es, ¿quién va a enmendar la injusticia que se cometió contra este padre de familia que estuvo privado del afecto de su pequeña, a la cual dejó de dos años y la volvió a ver ahora que tiene cinco?

En otros países la justicia repara económicamente a quienes han sufrido encarcelaciones injustas, en algunos casos con sumas millonarias, aunque eso no compensa el tiempo ni las oportunidades que perdió la persona en el tiempo que estuvo tras las rejas.

Tras conocerse el caso del payasito, en las redes sociales algunos usuarios mencionaron que hay otros hechos similares, iguales de injustos, en los que, si bien se liberó a los damnificados, no se les compensó siquiera económicamente.

El del payasito se suma al caso del médico Jhiery Fernández, quien habría sido también acusado de un crimen que no cometió, según las últimas investigaciones que condujo la Policía a la cabeza de la Fiscalía. En este caso, el médico estuvo en la cárcel durante cuatro años.

Para que no se sigan cometiendo crasos errores, que arrebatan la vida de personas, la justicia, en todos sus niveles, debe trabajar con mucha responsabilidad, realizando pericias científicas cuando se trata de recolectar y analizar las pruebas de un crimen, para no dejar nada al azar.

Quienes administran justicia deben actualizarse constantemente para que su trabajo esté acorde a las nuevas técnicas de investigación científica y puedan valorar correctamente las pruebas que les presentan las dos partes, tanto la acusación como la defensa, de modo que su fallo se enmarque en lo que por derecho corresponde y así evitar que un inocente sea sentenciado o, por el contrario, se libere a una persona que ha cometido un crimen.

La justicia debe ser imparcial y oportuna, y en caso de cometer un error, reparar la sentencia equivocada a la brevedad posible, con la certidumbre de no cometer más yerros. Pero si se comprueba que hubo dolo o negligencia en el proceder de un administrador de justicia, las instancias superiores tendrán que actuar en consecuencia, porque no se puede arrebatar la vida de una persona con un fallo a sabiendas injusto.