Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 00:06

Cochabamba, rehén de la basura

Cochabamba, rehén de la basura

El traslado del botadero de K’ara K’ara es un tema que se ha venido discutiendo desde hace al menos una década y hasta la fecha no hay resultados concretos, pese a que tanto la Gobernación como el municipio de Cochabamba han presentado varios proyectos en ese sentido.

Y también en los últimos años los bloqueos de los vecinos, con el argumento del cierre del botadero, han estado a la orden del día, lo que ha ocasionado múltiples problemas a la población que debe soportar los nauseabundos olores en las calles de la ciudad, debido a que personas inescrupulosas arrojan los desechos donde no deben.

Bloquear el ingreso a K’ara K’ara se ha convertido en el chantaje más efectivo para que los vecinos de los barrios aledaños a este botadero consigan obras millonarias, por lo que en los últimos meses el alcalde Manfred Reyes Villa se comprometió a realizar, finalmente, su traslado. Empero, el plazo que él mismo se dio ya venció.

Las autoridades municipales y departamentales deberían hacer un mea culpa, porque han empeñado en más de una oportunidad su palabra para trasladar el botadero y no la han cumplido, debido a que no tenían un proyecto que incluya el lugar que sirva para acoger la basura del eje metropolitano de Cochabamba.

Si se quiere solucionar el problema de la basura por varias décadas, no se trata solamente de buscar un sustituto al botadero, sino de avanzar un poco más. Es decir, se debe apuntar a construir una planta de industrialización, de modo que se pueda aprovechar la mayor parte de los desperdicios y se generen recursos económicos.

El traslado del botadero debe empezar a hacerse realidad esta gestión para que esté totalmente concluido el próximo año. Es una tarea en la que deben estar comprometidas las alcaldías del eje metropolitano y la Gobernación, y si es necesario el sector privado, para que se avance más eficientemente.

Y para que el proyecto del recojo de la basura y su disposición final esté completo es necesario que el vecino ponga de su parte. El ciudadano debe aprender a separar los desechos como se le ha enseñado. Por una parte, los reciclables, por otra lo que puede servir para compost y, finalmente, lo inservible.

Pero, además, es importante que el vecino deje de arrojar la basura en la calle, en los vehículos de transporte público, en los parques, en las plazas, en los ríos, lagunas o cualquier espacio público, porque esta actitud dice mucho de la poca urbanidad que tienen algunas personas y, lo peor, es que se contamina a tal grado el medio ambiente, que la gente puede enfermar con problemas respiratorios.

Si no se logra cambiar la actitud respecto a la basura y su disposición final, literalmente, en algún momento, Cochabamba estará enterrada con basura.