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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Barrios ricos y pobres, la brecha crece

Barrios ricos y pobres, la brecha crece

Las favelas en Brasil, las villas miseria en Argentina y las chabolas en España tienen dos cosas en común. Por una parte, son espacios habitados por gente de escasos recursos económicos, sin empleo y la dificultad de conseguir alimento; y, segundo, se encuentran cerca de barrios exclusivos donde se ostenta el lujo y la riqueza.

La imagen de la favela Rocinha, en primer plano, y el exclusivo sector de Leblon, de fondo, en la ciudad de Río de Janeiro, es una muestra palpable de las diferencias abismales que se pueden observar en una misma ciudad, dos realidades que están muy cerca, pero separadas por una valla física o imaginaria.

Esta realidad, que era mucho más evidente en ciudades de Brasil y Argentina, de un tiempo a esta parte se observa también en Bolivia donde se construyen barrios exclusivos con playas incluidas, a la par que crecen en forma desmesurada los cordones de pobreza, donde no hay servicios básicos, centros de salud ni escuelas.

Un reportaje publicado en el diario El Deber de Santa Cruz retrata esta realidad: “La precariedad y el lujo conviven en las entrañas del cordón ecológico cruceño”, puntualiza su titular.

En este artículo se describe cómo dos barrios, uno de gente pobre, espacio que es calificado como un lugar donde viven en mayor número asaltantes y drogodependientes, y a pocos metros están ubicadas viviendas en las que sus propietarios han invertido grandes sumas de dinero. En ambos casos invadieron un cordón ecológico, pero la presión va más dirigida contra quienes no tienen recursos económicos.

El de Santa Cruz es un ejemplo que puede servir para retratar lo que ocurre en las ciudades del eje troncal del país (Cochabamba, La Paz y Santa Cruz), donde hay barrios marginales, sin servicios básicos ni obras de infraestructura como avenidas, áreas verdes, hospitales, escuelas, alumbrado público, alcantarillado ni agua potable, cerca de barrios pudientes y que cuentan con todas las comodidades.

Otro común denominador de estos barrios marginales es que sus moradores no cuentan con empleos estables y sus ingresos son ínfimos, lo que no les permite asegurar su sustento diario.

Reducir estas brechas entre barrios ricos y pobres depende, además del esfuerzo que realice cada familia, de una buena administración de los gobiernos municipales, departamentales y del gobierno central, instancias que deben trabajar para mejorar las condiciones en las que viven estas personas, tratando de redistribuir de mejor manera los ingresos que se obtienen por impuestos y otros conceptos.

No es equitativo llevar todas las obras de desarrollo solo hacia algunos sectores, porque una buena planificación implica extender el progreso a todos los barrios, y más aún a los que carecen de servicios básicos, para que estos no sigan siendo postergados.

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