La semana pasada me tocó realizar un viaje aéreo. Una vez más se repitió la misma rutina: el personal de abordo realizó la explicación de cómo asegurar los cinturones, los protocolos frente a la pérdida de presión y finalmente dónde se encontraban ubicadas las puertas de emergencia. Luego solicitó apagar los dispositivos electrónicos. Me acompañaban en los asientos de la fila, un grupo de jovencitos que se identificaron como “guerreros digitales” principiantes, pues la conversación que habían sostenido -a la cual presté atención, por lo particular- versaba sobre un taller de entrenamiento al cual habían asistido.

Hasta ahí, nada fuera de lo normal. Ante el anuncio, obedecí automáticamente. Sin embargo, el grupito en referencia ignoró las instrucciones y alguno de ellos continuó con la charla en el celular. Vino la aeromoza y amablemente le solicitó que apague el móvil. El muchachito no se dio por aludido y continuó. El avión había empezado a carretear y el sujeto seguía en la verborragia. Me irritó el comportamiento del individuo y lo increpé en un tono ya no tan amigable, solicitando apague el celular. Me respondió con un gesto “de a mí que me importa”. Dejó de hablar por el celular únicamente, cuando a mi solicitud se sumaron otros pasajeros. Fin de la historia. Seguramente le ha pasado algo parecido.

Al analizarlo uno se responde: Puede ser ignorancia. Tal vez es el primer viaje en avión que el individuo realiza y son los nervios. Tal vez ha empezado a utilizar un smartphone y desconoce sus consecuencias.  Pero no es un tema socioeconómico de clase social o de acceso a la educación. Es un tema de vivir en sociedad.   Ciertamente el avión no  va a caer por un sujeto que no apague el celular; pero qué ocurriría si no se apagan 50 celulares. Recuerde, todos los celulares tienen el “modo avión”.

Se trata de que al levantar vuelo o aterrizar, por la señal de radio que emite el transmisor del teléfono móvil podría interferir a pilotos y controladores aéreos. Apagar los celulares o ponerlos en modo avión no responde a una medida de seguridad, sino que es una cortesía que se presta a esos profesionales. ¿Qué está en juego?, ¿qué refleja el comportamiento del guerrero digital? Lo mismo que el de cada persona que solo oculta la pantalla cuando pasa la aeromoza para luego continuar.