¿Y dónde está la Policía?
Donde debería estar, no está. Es decir, en las calles controlando el tráfico, no hay policías. En los barrios protegiendo la seguridad ciudadana, defendiendo a mujeres, niños y niñas, tampoco. Evitando trifulcas callejeras, janiwa policía. En las fronteras controlando el narcotráfico o el contrabando manam kanchu policía. Desbloqueando ciudades, rehenes de “dirigentes”, como es su tarea, tampoco.
Los periódicos dan algunas pistas: “Cinco policías y dos civiles son detenidos por traslado de droga de Viru Viru a España”, “…encarcelan a ocho policías antidroga por la "desaparición" de 800 kilogramos de cocaína”, “Hay al menos 81 procesos contra 182 policías por corrupción y narcotráfico”, “Policía boliviana involucrada en robo de autos en Chile”, “Ex jefes antidroga están presos en los EEUU”. Y así la lista sigue con abusos en cárceles, extorsión, corrupción y un largo etcétera.
Yo solo veo policías entrada la noche realizando redadas, loable labor si el propósito fuera proteger a la ciudadanía. Entiendo que por el contrario, se ha convertido en una forma más de generar recursos “extras”. Una detención por sospecha de conducción con bebidas alcohólicas llegaría a costar entre 2.500 y 2.700 bolivianos; por supuesto, sin papeleta valorada ni depósito en cuentas bancarias de la institución.
Sería desacertado considerar a todos los policías como corruptos, narcotraficantes, ladrones y demás. Sin duda hay alguno honesto, que cree en la institución y en su profesión. Hay los que protegen a los ciudadanos, que hacen guardias nocturnas y trabajan feriados de sol a sol y los que rechazan cualquier intento de soborno y colaboran a los más desvalidos. Debe haber de los que la creen en la institución del orden y actúan en consecuencia. Lo triste y peligroso son los que hacen ver a la Policía como una organización delincuencial.
La situación de la Policía, así como la de la justicia son solo señales de un estado de descomposición profundo. Y ojo tampoco algunos miembros de las FFAA pueden escupir al cielo; ni los bolivianos que sobornan, ni los que corrompen. Ni los que rompen reglas de tránsito, ni los que roban, violan y matan. Ni los que enseñan a sus hijos que un buen negocio es el contrabando. No necesitaríamos policías sin esos buenos bolivianos.
SERENDIPIA
DINO PALACIOS
Ciudadano