Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 11:54

Mi banco (porque soy boliviano)

Mi banco (porque soy boliviano)

Los funcionarios de una institución son el reflejo de esa institución, de lo bueno y lo malo. Este lunes fui a uno porque debía realizar un envío de dinero al exterior.

Al ingreso, el primer anfitrión fue el policía de “seguridad”, que no sé porque tiene que hacer las veces de anfitrión (que reciba un bono de la institución no lo convierte en su empleado). Me recibió con un gruñido y un gesto. 

Mi turno. La cajera me dice que sí puedo realizar el trámite, pero bajo una lista de requisitos, que no son los mismos de otros bancos. Veo que no tengo un dato, le pregunto si puedo mirar el celular y me dice que no, que me retire, anote en un papel y vuelva a pedir una ficha, es decir vuelva a “hacer cola”.

En el sorteo me toca otra funcionaria.  Media hora para hacer un depósito que habitualmente podría hacerse en 10 minutos. ¿Dónde va la transferencia?, me pregunta.  Respondo a Argentina. ¿Qué ciudad? dice.  Rosario. Luego pregunta ¿Rosario es en Argentina? Sí lo es, respondo. Voy a verificar, dice. ¿Cuánto quiere mandar? Respondo diciéndole la cifra. Me pregunta, ¿en qué moneda quiere que le paguen? Respondo, en Argentina solo le darán en pesos. Me mira y me dice que no; que sí yo digo dólares, le darán en dólares. De acuerdo, que se los den en dólares (para qué discutir con alguien que no tiene idea).

Su par, la funcionaria de al lado, grita por encima de la mampara, “Argentina en pesos”. Y la funcionaria que me atiende, “no puede ser en dólares”. Yo, “ya lo sé”. Y el tiempo pasa. Y ella charla con su colega de al lado que no atiende a nadie pese a los clientes que esperan. La “conversa” es sobre si es mejor este servicio u otro. El otro, el que ellos no dan, es mejor. 

Cada vez mi irritación es mayor, y se nota, entonces el guardia se acerca amenazante. Necesito que sepan hacer su trabajo, que sean diligentes. Ya ni siquiera que sean amables, que es mucho pedir, solo eficientes. 

Entonces, pregunto ¿a quién me quejo? Mira hacia afuera, allí un señor de corbata está fumando en el sol. No. Es inútil, mejor salgo lo antes posible y no vuelvo más. Ellos no me necesitan, tienen el monopolio, pero yo tampoco, puedo incomodarme, ir más lejos y caminar más.  Finalmente, son el reflejo de la cultura del banco de los bolivianos.

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad