Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 20:22

A través del Zoom

A través del Zoom

Los tiempos de pandemia nos ofrecen experiencias únicas, irrepetibles, algunas inenarrables y otras de la denominada coloquialmente metafísica popular.

Como ando últimamente insistente en cuestiones relativas a las generaciones y cada vez más convencido de las limitaciones en relación a las esperanzas depositadas en los “milenials”, resulta que los zetas tienen ahora una variedad particular que denominan la generación “pandemial”

Mis hijas pertenecerían a este grupo, les tocó cursar el bachillerato y concluirlo en medio de la crisis sanitaria. Su primer semestre de la vida universitaria también se desenvuelve en medio de la pandemia y, por ello, son del prototipo de esa generación y del Zoom. Videoconferencias para pasar clases, para seminarios internacionales, para charlar, pero también para celebrar cumpleaños y otras reuniones sociales.

Me contaba una de ellas que en una de sus clases, por el frío reinante estos días, le dio el inevitable deseo de estornudar. Lo hizo y como les obligan a estar con cámaras encendidas durante las clases, a pesar que estaba en silencio, en el chat de manera individualizada, un par de compañeros de curso le escribieron deseándole “salud”. Un gesto poco habitual que se agradece.

A partir de ello, me puse a pensar en las limitaciones y barreras a las cuales te enfrentas al iniciar relaciones sociales en un grupo social, Zoom de por medio, por los tiempos de COVID.

Situación que me recuerda adicionalmente las dificultades por las cuales atravesé mis primeros días de clases en la universidad, evidentemente por carencia de habilidades sociales en esa época. Recordé cómo entraba a clases ya iniciadas y salía primero casi corriendo para evitar charlas incómodas.

Iniciar relaciones con alguien vía videoconferencias parece complejo.  Los grupos de trabajo resultan un buen recurso para las clases, pero también se desenvuelven generalmente por Zoom. Y en esa medida con limitaciones marcadas, incluso para determinar quién está al otro lado. Y no me refiero a la insuficiente foto del perfil que pudimos poner y que gracias a los editores de foto pueden tener fondos espectaculares o tunearnos a gusto. Sino a ver rostros y miradas sin cámaras ni filtros de por medio.

Es lo que toca, y cierro ahora pues debo entrar a una reunión por Zoom. No aspiro a hacer amigos, pero ojalá al menos acordemos lo que requerimos para seguir accionando.

SERENDIPIA

DINO PALACIOS

Doctorante en Ciencias Políticas  y Jurídica

[email protected]