Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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“¿Por qué, cariño?”

“¿Por qué, cariño?”

Por causas  imputables solo a mi persona, la presente columna de la semana anterior contenía un otro texto distinto al que correspondía, lamentando el hecho y con las disculpas debidas, reitero el tenor exacto.

En los tiempos que nos toca vivir que no son, en propiedad,  de cuarentena ni aislamiento, sino de pleno confinamiento y encerrona sin límite de tiempo, al vaivén de cepas que mutan constantemente y por doquier, no nos queda otra que planificar el tiempo de cautiverio, conforme a nuestras necesidades, deseos,  anhelos y goces postergados, entre ellos, el  placer de la relectura, vedada en el tráfico que exigía la antigua normalidad. Encontrándome en dicho encanto, me enfrento con los cuentos de Raymond Carver y su realismo sucio, en los cuales se retrata el mundo sin maquillajes, con la brutalidad y  sobriedad en la que vida humana va transcurriendo, sin heroísmos ni epopeyas.

“¿Por qué, cariño?” es uno de los cuentos que encandilan  por semejarse tanto a ciertas situaciones históricas que se manifiestan en la realidad nacional, particularmente el último decenio. Desde el punto de vista literario su narrativa es  singular,  los personajes no tienen nombre propio,  se hallan identificados por el rol que juegan en la familia: madre e hijo. La secuencia histórica comienza con el fin de lo que se narra. La trama, simple y cotidiana,  describe a una madre enfrentando el abandono del esposo y progenitor, por lo que asume todas las responsabilidades y roles que la vida le impone: cuidado, protección, alimentación y educación del vástago, conllevando sacrificios, renuncias y esperanzas, las que paulatinamente se van quebrando frente a la brutalidad de la conducta del hijo, quien  desde su primera juventud va mostrando actitudes crueles, engaños y mentiras, que hacen el fundamento de su existencia. Ante la evidencia de tales hechos, ella  busca el único medio para huir de esa realidad y migra a tierras extrañas en absoluto secreto. Extrañamente alguien se entera de su paradero y le escribe una carta indagando sobre su hijo, a la cual la madre responde al extraño, manifestando que todo lo que sabe de él, es por  la televisión: que se enroló en los marines, volvió a la universidad, “que se casó con esa chica y que se metió en política. Empecé a ver su nombre en los periódicos. Averigüé dónde vivía y le escribí una carta cada tantos meses, pero nunca me contestó. Se presentó a gobernador y resultó elegido. Y se hizo famoso. Entonces fue cuando empecé a preocuparme”.

 TEXTUAL

"CUCHO" JORDÁN Q.

Abogado, docente e historiador del Derecho

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