Como es sabido, la etapa del principado o Alto Imperio romano se caracterizó, entre otras razones no menos trascendentales, por la existencia de familias o dinastías en función de gobierno. Julio-Claudina, Flavia, Antonina,  Severa ,con esta última se ingresó al periodo de anarquía militar, cuya nota característica fue la subasta pública y en puja abierta del poder político.

La dinastía Antonina tuvo el privilegio de ser representada por notables emperadores como Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Marco Aurelio, verdaderos filósofos y humanistas; aunque también hizo parte de ella Cómodo - Hércules de Pacotilla- de desgraciada memoria y cuyo historial, en mundo moderno, se halla narrada cinematográficamente en la exitosa película “ Gladiador” , su muerte puso fin a un periodo de 84 años de esta dinastía.

En el periodo comprendido entre 165 y 180 D.C, en pleno apogeo del gobierno de los Antoninos, surgió repentinamente una peste que globalmente azotó el extenso imperio, afectando las diversas facetas de la vida en lo económico, religioso, cultural y, particularmente, la política, situación que incidió en los destinos ulteriores del gran imperio. El mal, según algunos autores, cobró la vida de cinco millones y afectó a cincuenta millones de habitantes

Le correspondió al príncipe de la medicina, Galeno, asumir la lucha contra el mal, cuyos signos externos eran horribles pústulas que aparecían en la piel, pestilencias, fiebre corporal, vómitos, diarrea, fiebre y, por último, un delirio total, y lo hizo con criterios científicos que aún en la actualidad tienen vigencia, enfrentándose por tal motivo, con las sectas religiosas y prácticas de brujería, tan en boga en el vulgo. Estableció la obligatoriedad de la reclusión, aislamiento, quema de recintos donde se cobijaban los apestosos y particularmente prácticas de higiene como el lavado de las manos.

Asistió personalmente a los afectados, tratándolos con pócimas y ungüentos de plantas medicinales; fue impulsor de dictación de leyes sanitarias, referidas al trasladado de los muertos en carruajes cubiertos, sin que los carruajes puedan atravesar poblados; reguló los enterramientos e inhumación, ausencia de ceremonias fúnebres y un sinfín de prevenciones, y las sanciones a los infractores.

TEXTUAL

"CUCHO" JORDÁN Q.

Abogado, docente e  historiador del Derecho

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