Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Medicina en la Cato

Medicina en la Cato

La enseñanza de los saberes médicos es  milenaria. En la más remota antigüedad, la práctica empírica sobre el conocimiento de plantas curativas y mitigadoras de los males se transmitía de generación tras generación.

Los chinos quizás fueron los primeros en establecer una cierta formación para  su ejercicio. En occidente, le corresponde a Hipócrates formar un cuerpo de conocimientos teóricos sobre tratamiento y curación de los dolores que azotaban a los griegos.

La cumbre señera de expansión del conocimiento y difusión sobre esta práctica en la urbe romana se la debe a Galeno, médico que no limita su saber en beneficio de los poderosos, sino también de la escoria social más vulnerable cual eran los gladiadores, que se hallaban signados a sufrir lesiones severas y mutilaciones. El auxilio que prestaba Galeno no era en solitario, siempre se hallaba acompañada por un séquito de seguidores a quienes además del arte de curar y sanar les exigía templanza, filantropía y desprecio por el dinero.

Más de mil años después, en el periodo renacentista, surgen las universidades, correspondiéndole a Montpellier ser la iniciadora del conocimiento médico científico, basado en la observación, comprobación, de variantes que permitan la preservación de la salud y la atención de los males que la azota.

En Bolivia, desde los inicios republicanos, se traza la necesidad de creación de centros de estudios científicos sobre la materia. En la década de los años 70, ingresa al sistema nacional la Universidad Católica de Bolivia, la cual en diferentes unidades académicas crea facultades de Medicina con éxitos comprobados.

En este mes de septiembre, como una especie de ofrenda a la ciudad que celebra sus fastos históricos, la Universidad Católica de Bolivia, luego de muchos años de estudio e investigación, decide la creación y funcionamiento de una Facultad de Medicina a partir de la próxima gestión 2003. No podía hacerse mayor presente al pueblo y la comunidad cochabambina que dotarle de un centro superior de estudio e investigación de esta materia, que, ni duda cabe, tendrá el nivel de excelencia que caracteriza a la Universidad Católica San Pablo, en su conjunto de ofertas profesionales que oferta y desempeña.