Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Hechos y no palabras

Hechos y no palabras

Nuestro vicepresidente enfático, contundente y en  idioma español sostuvo: el  castellano genera división entre las personas; en cambio, "en nuestro idioma cuando decimos hombre, juma decimos. Y cuando decimos mujer, también decimos juma. No separa, no divide nuestra cultura”.

Menudo lío en el que nos atrapa la autoridad, toda vez que, según mandato constitucional, existen en el país una treintena de idiomas  oficiales, unos más incluyentes  que otros, resultando difícil establecer cuál es más igualitario y cuál más integrador. El español  distingue con nitidez el género, también opta por la cómoda neutralidad, como cuando decimos: aquello, eso, esto, ello, alguien, algo. ¿Será por ello que sea calificado como cosificador?

El ser humano es homo locus por naturaleza y esa condición le ha permitido la sociabilidad, comunicación y transmisión de sentimientos y conocimientos,  mediante gesticulaciones, sonidos guturales, grabados  y luego la palabra articulada, ella surgió hace unos setenta mil años, cuando nuestros ancestrales abuelos moraban en la calidez de África. Proto idioma le llaman los que saben de este tema; aunque no hay que descartar sus inicios en Sorata, como asegura don Emeterio Villamil de Rada, zona  en la que Adán fijó su residencia cuando se hallaba en compañía de Eva. Si, con a.

Siglos después, debido a razones socio culturales, las formas de expresarse sufrieron mutaciones, dando lugar al  surgimiento de modos y reglas para el bien decir, aparecieron los idiomas, palabra que significa: lo mío, de mi propiedad y hoy resulta que existen algo así como siete mil idiomas, cien de ellas son consideradas anti genéricas y se  hallan en proceso de extinción. Las  lenguas admitidas como oficiales por el organismo que integran a las Naciones Unidas son ocho, ninguna de ellas se considera igualitaria e inclusionista en cuanto género.

Exaltar las virtudes idiomáticas por sus características gramaticales de igualdad e inclusión, sin tomar en cuenta multiplicidad de factores y hechos de significación, no tiene sentido, si acaso, las sociedades no se dan la tarea de establecer una sociedad equilibrada y equitativa en base al respecto recíproco,  la justicia, la igualdad y los imperativos democráticos, de ahí que hago mías las palabras de una académica mexicana, que con deliciosa sorna sostiene: “Igualdad no es que te llamen arquitecta, es que te paguen igual y tengas las mismas oportunidades”.

TEXTUAL

"CUCHO" JORDÁN Q.

Abogado, docente e  historiador del Derecho

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