Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Golpe imaginario

Golpe imaginario

Si tomamos en cuenta los proyectos de Constitución Política que existieron a lo largo de la historia nacional y las efectivamente promulgadas, ellas alcanzan a más de un centenar. De ellos tan solo un proyecto, el elaborado por algunos ilustres federalistas del siglo XIX, se atrevió a sugerir variar la forma de Estado, sugerencia que no se plasmó en realidad ni por un instante.

En los idus de 1970, el gobierno precario de entonces conformó una comisión para proyectar una nueva norma fundamental acorde con los principios que se pretendían en aquellos tiempos tumultuosos e irracionales. Los nueve meses del régimen no fueron suficientes para la consideración final de tal intento. Uno de los miembros de tal comisión fue el constitucionalista cochabambino Dr. René Canelas López, quien, posteriormente  en 1.980, escribió: “Teoría del Motín y las sediciones en Bolivia”. Obra que hace hincapié en las distinciones semánticas, filosóficas y doctrinales entre los actos que pueden cometerse contra el poder público como: revolución, rebelión, sedición, asonada, conato, golpe de Estado y otros más, que se usan con mucha desaprensión en algunos casos o en otros, con intereses subalternos y mal intencionados.

En las circunstancias actuales, el término golpe de Estado es de preferencia por los sectores desplazados del poder político en noviembre del año pasado, incluyendo, por supuesto, a quien violó sistemáticamente la CPE; la voluntad soberana del pueblo expresada mayoritariamente en un referéndum, patrocinó un fraude electoral de proporciones, anuló las elecciones fraudulentas, renunció al cargo, huyó del país en llanto y sin consuelo.

Ellos, en los que incluyen los actuales gobernantes, pretenden sostener que el alejamiento del poder de Evo Morales se debió a un golpe de Estado, tal peregrina argumentación no pasa de ser una burda maniobra para consolidar una tesis que exima de responsabilidad al anterior mandatario y permita una vendetta política, como se viene practicando, en instancias nacionales e internacionales, con el fin de justificar su derrota y asumir una vendetta de proporciones.

El discurso del vicepresidente de la República, al momento de asumir el cargo, proclamando la paz social y la concordia, quedó en mera palabrería circunstancial.

TEXTUAL
 

"CUCHO" JORDÁN Q.

Abogado, docente e  historiador del Derecho

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