Diálogo inmediato
Las ansias de confrontación caracterizan al actual gobierno, ello, se patentizó en el discurso que rememoraba el año de en que asume la administración del país. Dos horas y 20 minutos de perorata, interrumpida constantemente por un griterío incesante de oficialismo y oposición, así lo demuestran. En vez de referirse a los logros de su gestión, que si acaso existieron, los invirtió en tratar de demostrar un supuesto golpe de Estado y la facticidad del gobierno provisorio, el cual, según el versátil orador, fue responsable de todos los males habidos y por haber. Aprovechó la ocasión para reiterar el carácter antinacional y artero de la oposición.
Trazada esa línea y cuando la ciudadanía mayoritaria y pacíficamente exige pacíficamente la derogatoria de la ley 1386, la respuesta inmediata es la movilización de las fuerzas represivas y la negación al ejercicio del derecho de protesta a todo un conglomerado humano integrado por los más diversos sectores: gremiales, transportistas, empresarios, trabajadores en general, prensa, etc. etc. totalidad que es considerada por el discurso oficial como digitada e instrumentada por una derecha que engaña y miente, mientras que el amedrentamiento, la descalificación y la represión se patentiza día a día.
Se ha llegado al extremo de utilizar, en propio beneficio, un hecho circunstancial y desgraciado, comprobado clínicamente y acaecido en Potosí, donde un joven campesino muere por bronco aspiración. Ello da pábulo a ministros y seguidores para inculpar de tal hecho a los sectores de la resistencia pacífica.
La situación de beligerancia está presente cotidianamente, el discurso oficialista azuza cotidianamente por el enfrentamiento. Ante tales circunstancias y antes de lamentar situaciones de mayor desgracia, se hace imprescindible que, asumiendo la convocatoria de la Iglesia Católica, se proceda a un diálogo franco y honesto que arribe a conclusiones lógicas, posibles y justas. Mañana puede ser demasiado tarde.
TEXTUAL
"CUCHO" JORDÁN Q.
Abogado, docente e historiador del Derecho