Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:06

La contienda electoral, cuyo epicentro será este domingo 20, ha dejado lecciones muy importantes que la historia las recogerá puntualmente por su trascendencia, lecciones que no son válidas solo para políticos, sino para las generaciones del mañana. Es preciso puntualizar que los candidatos oficialistas para la Presidencia y Vicepresidencia se hallan ilegal e ilegítimamente habilitados para participar en la confrontación democrática. 

Los pormenores de tal situación van develándose en toda su magnitud y comprobándose paulatinamente como parte de una tramoya montada por regímenes externos y aplicados puntillosamente por órganos e instituciones sometidas a las directrices oficialistas en todos los órdenes. Entre los presupuestos ideados para la reelección, y legalizar lo ilegal, se consideraron múltiples hipótesis, entre ellas  la abstención de los partidos políticos en la contienda electoral como respuesta reprobatoria al montaje; la ausencia de un candidato opositor suficientemente aglutinador del voto; dejar sin efecto el proceso electoral cuando las circunstancias les sean adversas, todas ellas fallidas por no haberse tomado en cuenta  el espíritu democrático que embarga al pueblo boliviano en su gran mayoría, vocación, que no obstante haberse evidenciado plenamente en el proceso, también corre el riesgo de ser violentada, existen hechos y circunstancias que permiten prever las mismas: un fraude instrumentado por el TSE o cualquier otra artimaña semejante, sin descontar un golpe de fuerza, lucha armada con la que amenazan las Bartolinas, tal situación ilegal e ilegítima como sus candidatos, ha sido mínimamente  desmentida por el momento; pero no aquella afirmación de movilización permanente frente a la posibilidad de una derrota electoral, lo que motivaría la paralización toda del país. Es celebre la frase presidencial: cerco al país, de la protesta a la propuesta. A más de lo dicho, el proceso electoral  nos deja otras lecciones dignas de tomarse en cuenta por su aspecto positivo, una de ellas es la inclusión de género en la praxis política, hecho de trascendencia y de reconocimiento de un derecho fundamental. Muchas agrupaciones y movimientos inmersos en las elecciones han cumplido el mandato de paridad y otros en menor grado lo han intentado. Así también es totalmente plausible y resaltante la participación de la juventud boliviana en el quehacer político, resaltándose que tales manifestaciones sobre todo se han expresado a través de instrumentos comunicacionales que con maestría conocen y dominan y cuyos efectos son tan válidos, o más, que los tradicionales, enfilándose a la defensa del medioambiente, contra la corrupción, el despilfarro de recursos y planteando políticas para el futuro inmediato. Como hecho sorprendente, pero no justificable, habrá que señalar el resurgimiento de tendencias retrógradas que se creían extintas.

Lo más resaltante de la campaña electoral,  y como hecho inédito en nuestra historia, lo constituyen los cabildos realizados y cuya esencia no es otra que la democracia directa en la que el pueblo toma decisiones. Esas multitudinarias concentraciones, constituyen la barrera natural contra la perpetuación política para lo cual es imprescindible un voto útil.