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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Ante el nacimiento

Ante el nacimiento

Navidad es la celebración para los corazones abiertos y llenos de esperanza; el mismo nacimiento en  Belén, en una humilde cueva, porque no había otro lugar donde refugiarse, ya es una lección imperecedera. A  ello se suma la celebración celestial glorificando el natalicio, prometiendo paz a los hombres de buena voluntad; en los tiempos en que vivimos  de múltiples vicisitudes, males endémicos la paz y la buena voluntad no se encarna entre nosotros, nuestra esencia humana y cristiana parece estar en entredicho.

Los efectos de la pandemia parecen no ser suficientes para espiar nuestras propias culpas y provocar arrepentimiento, existen otros hechos que laceran el alma por su reiteración manifiesta. No es posible concebir que evoquemos la paz, el espíritu navideño, el abrazo que transmite mejores días, cuando enfrentamos con pasividad absoluta la violencia doméstica y su expresión más feroz: el asesinato constante de mujeres que convivieron con sus verdugos, en algún momento conjugaron ambos la palabra  amor.

Nuestro drama no termina ahí, las violaciones a niños es simplemente una ignominia, ningún calificativo será suficiente para señalar esa nefanda conducta. Se agrava el hecho, porque los perpetradores de la crueldad son, generalmente, cercanos a la familia, cuando no, parientes directos.

Contemplamos, estos hechos  y otros más de igual gravedad y reiteración, como si se tratase de un horizonte lejano, no nos atrevemos mirar de frente y menos intentamos plantear medidas mínimamente coherentes y posibles para erradicar estos males. Los hechos se siguen repitiendo con la más dramática regularidad, las víctimas son sepultadas, sus allegados con el grito ahogado  imploran justicia, valor inexistente en el país.

La conmemoración del nacimiento del Salvador es fecha propicia para el mea culpa, porque la indiferencia y el desdén ante tales atrocidades, también nos alcanza a los que nos hallamos en la acera del frente, como meros espectadores de estas tragedias. La buena voluntad coreada desde el cielo se convierte en pasividad y esta, en ofensa a la esencia navideña.

TEXTUAL

"CUCHO" JORDÁN Q.

Abogado, docente e historiador del Derecho

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