Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 21:24
Viajar y ver

Reitero lo que dije varias veces en mis anteriores artículos. Solamente estando en un sitio se puede evaluar una u otra realidad, ya que no hay libro, noticia escrita o televisada, que te muestre la realidad al 100%. Y esta realidad la pude comprobar en mis últimos viaje a Cuba y a Norteamérica. Al primero destino fui  unas 20 veces  y a Norteamérica muchísimas más, la mayoría siempre por trabajo.

En esta oportunidad, pude notar un gran cambio en Cuba, pude ver matrimonios de cubanos en hoteles de lujo con fiestas que pocas veces vi, donde el buffett se servía en platos de vajilla y cubiertos de primera calidad, lo que demuestra que allí, como en todas partes del mundo, también hay pobres y ricos. 

Otra cosa que los cubanos dicen es que están 62 años bloqueados y sobreviviven, que mientras ellos enterraron a un solo presidente (Fidel Castro), EEUU enterró a 10.

Las casas ya se las puede vender pueden alquilar y viajar sin restricciones si tienen el dinero y las visas que les piden. 

“Vivimos  con restricciones como viven en el Norte, pero tenemos vida familiar algo que poco o nada se ve allá. Nosotros no debemos, allá deben todos a los bancos y son esclavos de las deudas hasta que mueren”, dice un cubano.

Muchos criticamos al régimen de Cuba pero a mi me tocó vivir esta  realidad. En Nortemérica se ven casas cómodas y autos bonitos; en Cuba son del Estado.

La mayoría de los estadounidenses debe al banco. Allá nadie puede decir, salvo contados casos, “este es mi auto”. Más bien, tienen que seguir pagando al banco y trabajar día y noche. No saben si la vida les alcanzará para cubrir todo. “Es sacrificado, no veo a mis hijos ni a mis padres y el contacto con mi esposa es solo en la noche”, señalan algunos.

En Cuba hay cierto recelo para hablar contra el Gobierno, lo mismo que hay ahora en el Norte. En Cuba te prestan su celular para que hagas una llamada local; ahora, ni tu propio hijo te presta el celular, tienen temor de todo, no contestan llamadas ni por curiosidad, a no ser de personas muy conocidas.

En Cuba no contestan porque se ven con sus parientes en el desayuno,  almuerzo, cena y en la noche, para tomar un cafecito con los amigos.