Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:01

LAB, nunca te olvidarán

LAB, nunca te olvidarán

Es increíble cómo a la empresa que más orgullo dio al país, el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), que en estos días hubiera cumplido 94 años, y sería la tercera empresa más antigua del mundo, con un récord de seguridad total y siempre con equipos Boeing desde el DC3 al 767/300 ER, se la recuerde adonde voy últimamente, primero fue en Israel y últimamente en Croacia, así como en países de Suramérica y Centroamérica.

Una tarde de febrero de 1954 ocurrió algo que hizo historia, cuando una aeronave DC3 del Lloyd Aéreo Boliviano sufrió una falla que puso en peligro la vida de la tripulación y de los pasajeros.

El DC3 despegó del aeropuerto de Sucre, llevando a bordo 20 pasajeros con destino a Tarija en un día totalmente despejado, con destino final Yacuiba. Al llegar a Tarija, por el mal tiempo, ordenaron al Cap. Lehm (que años después falleció en un accidente) que aterrice en Yacuiba, pero por desgracia este aeropuerto también se encontraba totalmente cubierto y el combustible se acababa. Era hora de tomar decisiones, rápido, y el piloto y el resto de la tripulación enviaron mensajes de despedida a sus familiares, lo que fue escuchado por los pasajeros debido a que el piloto dejó la puerta abierta causando pánico entre las personas. No quedaba más que aterrizar, pasara lo que pasara, en la playa del  río Pilcomayo, sin el tren de aterrizaje afuera, para que la aeronave resbale. La gran habilidad del Cap. Lehm hizo que esta toque tierra sin que los pasajeros sufrieron lesión alguna, pero sí con daños fuertes en la estructura de la aeronave.

Con la ayuda de los campesinos del lugar, voluntarios llegaron a auxiliarlos y los trasladaron a la hacienda de Sotomayor. En ese lugar pasaron la noche, no con mucha comodidad, pero felices de haber salvado la vida. Posteriormente fueron trasladados en bus  a la terminal y la mayoría de los pasajeros no quiso más subirse a una aeronave que podía llevarlos a su destino final. Únicamente lo hizo un joven estudiante, Jaime Ampuero, porque debía llegar a la universidad. Hoy, él es un abogado de mucho prestigio 

La aeronave fue reparada por la habilidad de técnicos y mecánicos de la empresa y sacada del lecho del río Pilcomayo y continuó operando normalmente. Esta es una de tantas historias del Lloyd Aéreo Boliviano, que fue la empresa con más premios de instituciones aeronáuticas por su seguridad y puntualidad.

Entrando en la página solicitada Saltar publicidad