Con bailes y coplas entre coronavirus y largas historias de jueces corruptos que dejan sueltos a los asesinos llega el Carnaval boliviano después de muchísimo tiempo, en el caso de Cochabamba, luego de tres años, dos por la pandemia y uno por los desbordes y luto en Tiquipaya.

Pasaron cuatro olas de la COVID, una gran cantidad de conflictos sociales y muchos bloqueos, y ahora llega el Carnaval. Dicen por ahí que será una fiesta segura, con medidas de bioseguridad y gente que optará por estar bien cuidada.

Ya escuché muchas declaraciones en las que se asegura que todas y todos tendrán barbijos, alcohol para las manos y distanciamiento social, incluso en las graderías del Corso de Corsos. No sabemos todavía si será así, lo que sí sabemos es que somos muy malos en cumplir normas, así que tal vez podamos adelantarnos a los hechos.

No sé ustedes, pero yo me imagino muchísima gente en estado de ebriedad, todos abrazados de todos compartiendo el tradicional traguito bajo el grito de un “seco”. Me pongo a pensar en los grupos de amigas y amigos que extrañaron el Carnaval y decidieron reunirse para tomar unas cervezas, sin control alguno, frente a guardias municipales o policías que intentarán controlar un desastre.

Me imagino el lunes después del Corso cochabambino, todos echándose la culpa; dirigentes del comerciantado declarando que intentaron controlar, pero que no saben qué pasó; autoridades manifestando que se cumplió el objetivo, y un montón de personas que fueron parte de la fiesta y que no se acuerdan de nada.

Vimos que en el Último Convite del Carnaval de Oruro estuvieron presentes los tradicionales amigos del exceso y que todo eso provocó que un músico de una banda caiga desplomado sobre el asfalto en medio de una pelea incontrolable. Otra vez vimos nuestra realidad, plasmada en cinco minutos de imagen que se viralizó en nuestras redes sociales, y ojo, ese solo fue el Convite.

El Carnaval llega este fin de semana, ya pasaron los ensayos y se viene lo real, un fin de semana de fiestas en medio de necesidad económica de todos los sectores. Llega el Carnaval que tiene dos días seguidos de feriado y que termina en Cochabamba con varias actividades posteriores. Si bien dicen que el Corso cierra el Carnaval boliviano, recordemos que en la Llajta se tienen los carnavales del sur, del norte y de la juventud. Si vas a cualquier entrada, cuídate y cuida a los tuyos, no te olvides que por ahí te puede llover un buen puñete, una contagiada de coronavirus o tal vez alguien decide apropiarse de lo que te pertenece y resultas atracado.

CON LLAJUITA

CLAUDIO ROJAS V.

Periodista y docente universitario

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