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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Demolición del patrimonio cochabambino

Demolición del patrimonio cochabambino

La demolición, el pasado 5 de octubre, de la vivienda colonial de dos plantas, ubicada en la avenida San Martín entre avenida Heroínas y calle Bolívar, detonó una alarma, quedaban seis edificaciones coloniales de dos plantas en el centro histórico y sus alrededores; ahora solo quedan cinco: dos en la plaza San Sebastián, una en la calle Nataniel Aguirre entre Calama y Jordán, otra en la final calle Santiváñez y, por último, en la calle Ecuador esquina 25 de Mayo. A estas pocas edificaciones coloniales de dos plantas se suman menos de 10 de una planta. A la lista añadimos las que pertenecen a la tipología de las haciendas, identificando a la casona Chimba Chica, ubicada cerca del puente Cobija, y la casona Mayorazgo, en la zona norte.

Posiblemente existan algunas más, que no estén identificadas; sin embargo, esta masiva desaparición de la arquitectura habitacional del periodo colonial en las últimas décadas, debería preocupar a la población en general y a las autoridades en particular.

Los edificios patrimoniales están desapareciendo aceleradamente, provocando una transformación de los perfiles urbanos en la ciudad, adquiriendo estructuras heterogéneas y agresivos contrastes.

La estética patrimonial se modifica, el testimonio del pasado desaparece, la cualidad patrimonial del centro histórico se debilita.

Por una parte, no se está cumpliendo el marco legal vigente en nuestro país que protege estás edificaciones patrimoniales y, por otra, existe ausencia de políticas locales que fomenten la conservación, preservación, rehabilitación y restauración del patrimonio edificado.

Cochabamba ha perdido gran parte de su patrimonio edificado, posiblemente alrededor de 500 edificaciones patrimoniales han desaparecido desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad.

Se ha dado la espalda a la protección del patrimonio arquitectónico, muchos propietarios están aprovechando de demoler sus propiedades patrimoniales, para convertirlas en edificios rentables, sin importar que esta acción afecta a la identidad cultural de la ciudad; verificando que la mayor parte de las nuevas edificaciones que reemplazan a las patrimoniales, carecen de un valor estético que aporte a la historia regional.