Violencia con B de belleza
Nataly murió por hemorragia interna según reportes oficiales; pero también murió por querer ser bella.
Los últimos días de diciembre, la modelo Nataly Céspedes se sometió a una cirugía estética que acabó con su vida. Su caso se redujo a denunciar al médico y a la enfermera por mala praxis, pero nadie apuntó a la industria de la belleza. ¿Sabían que otras dos candidatas a Miss Cochabamba 2020 eran pacientes del mismo doctor? ¿Qué empuja a estas muchachas a someterse a estos dolorosos y riesgosos procedimientos?
Dietas extremas, trastornos alimenticios, rutinas de ejercicio excesivo y hasta cirugías estéticas innecesarias, son métodos muy comunes para bajar de peso en el mundo de la belleza y el modelaje que cada día impone estándares más peligrosos de delgadez.
Estos estereotipos de belleza no afectan solo a las modelos, causándoles ansiedad y depresión a millones de personas expuestas a su influencia. La industria de la belleza, gracias a ello, gana miles de millones de dólares vendiendo productos para bajar de peso, cremas de embellecimiento y ropa principalmente a jóvenes que tratan de imitar a las modelos que admiran.
Los concursos de belleza y modelaje promueven estándares estéticos irreales, roles y representaciones que reducen la complejidad de los seres humanos a pesos y medidas, deshumanizándolos y reduciéndolos a simples objetos sexuales, eróticos o decorativos. Esta forma de violencia amplificada por la publicidad y medios de comunicación se conoce como violencia simbólica y por la utilización que hace del cuerpo, principalmente femenino, está estrechamente ligada a otros tipos de violencia como la física y la sexual.
El feminicida y el agresor sexual tienen algo en común, para ellos su víctima no es un ser humano, es un mero objeto de satisfacción de sus deseos, así justifica la violencia que ejerce sobre ese y otros cuerpos femeninos.
Si condenamos una forma de violencia debemos condenar necesariamente las otras, no podemos erradicar la violencia física ni frenar los feminicidios, sin denunciar y enfrentar la violencia simbólica en estos espectáculos. Por eso en La Paz hay una propuesta de ley de la que les contaré en la próxima columna.