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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Van der Lubbe

Van der Lubbe

Marinus Van der Lubbe era el nombre del joven albañil holandés acusado de haber quemado el Reichstag en 1933, como parte de un complot para derrocar al gobierno, según la versión oficial de entonces. 

Reichstag era el edificio del parlamento alemán, tras cuyo incendio los nazis desataron una cacería de brujas que empezó con la aprobación del que se conocería después, como el Decreto del incendio del Reichstag, que suspendió derechos y garantías constitucionales. Para lograr esto, el canciller Hitler había convencido  al presidente Hindenburg de que el siniestro era parte de un levantamiento de opositores comunistas y judíos,  que en los hechos fueron los más afectados ya que al menos 5.000 de ellos fueron encarcelados sin proceso en las primeras 48 horas y 25.000 fueron trasladados a los primeros campos de concentración, en los meses siguientes. 

Con el pretexto del incendio, los nazis también lograron que se le otorguen poderes de emergencia al gobierno central con los que se hicieron del control del país anulando leyes y derrocando gobiernos locales, instalando una dictadura. 

El año 2011, décadas después de la ejecución de Van der Lubbe, se dieron a conocer  documentos con testimonios de los propios guardias nazis que aseguraban que el fuego aún no había empezado cuando arrestaron al intruso, por lo que quedaba descartada su autoría. Un poco tarde para él, pero quizás no para la verdad y para aprender algo de esta historia…

Estrategia Van der Lubbe u operaciones de falsa bandera, como se conocen ahora son los ataques o auto atentados encubiertos que sirven para deslegitimar a los adversarios, lograr adhesiones populares y justificar todo tipo de represalias, guerras, juicios, etc. 

No somos ajenos a estas operaciones, aunque en nuestro caso, siendo realistas, es posible que pasen décadas o quizás nunca se sepa con certeza cómo fueron los hechos ni se identifiquen a los responsables, por ello es importante conocer la historia de aquel desafortunado albañil, y antes de quedarse con la primera impresión, nos puede dar una buena pista el preguntarnos: ¿a quién favorecen realmente estas acciones?, ¿cuáles son sus efectos, sirven más para ganar simpatías a una causa o para restarle apoyo? 

ABAJO Y A LA IZQUIERDA

CECILIA CHACÓN R.

Feminista y exconcejala por la ciudad de La Paz 

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