Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Rea de rebelión

Rea de rebelión

A propósito de la conmemoración reciente de los 210 años de la revolución de 1809, quiero compartir con ustedes un episodio no muy conocido, pero por demás interesante que refleja el rol del símbolo religioso en la política. 

Cuenta don Rosendo Gutiérrez, que los patriotas, en agradecimiento por el éxito de sus planes ejecutados el 16 de julio durante la procesión de la Virgen del Carmen, deciden declararla “Patrona de las Armas” y de la causa del Ejército Revolucionario. 

Para ello realizan una nueva procesión el 30 de julio, en la cual invisten a ella y al niño con el sombrero tricornio y el bastón de mando, emblemas de la nueva República. Su significado no pasó desapercibido para el Obispo de La Paz, Remigio la Santa, quien a causa de la insurrección se replegó a los valles de Inquisivi e Irupana, desde donde enarboló la defensa del estandarte real, se hizo capitán general y azuzó con sus homilías una “numerosa turba fanática” que victimó cruelmente a Victorio Lanza y otros. 

Luego de fracasada la revolución, excomulgados y ejecutados sus líderes, La Santa, recordando a la Virgen del Carmen como patrona de los insurgentes, dispuso una suerte de juicio por delito de rebelión. 

Según Gutiérrez, la virgen fue llevada desde su templo al de San Agustín con rogativas públicas y en el atrio de esa iglesia fue despojada de los símbolos revolucionarios y así, “con la cabeza desnuda, ella y el sagrado niño fueron introducidos al templo y depositados allí hasta el día siguiente, como en especie de reclusión”. 

Luego de un ritual de purificación, como fue entendido por otros, el obispo restituyó a la virgen y al niño el cetro y la corona que tenían anteriormente, terminando con una procesión de regreso a la iglesia de Santa Teresa. Con ello, La Santa creía haber asestado el golpe de gracia a la revolución, pero meses después tuvo que fugar de La Paz. 

Tanto el Ejército realista como revolucionario reivindicaban la devoción católica en un contexto donde las acusaciones de herejía iban y venían de un bando al otro casi como en una guerra de propaganda. Unas décadas después (1851), el Papa Pío IX la proclamó "Patrona de Bolivia" y el Gobierno de Bolivia  por Ley del 11 de octubre de 1948 la proclamó "General y Patrona de las Fuerzas Armadas de la Nación".

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