Una dosis de pesimismo
Hace una semana me preguntaron si el momento que vivimos es una prueba para las ciudades, respondí afirmativamente y me quedé pensando sobre la pregunta.
Cerré los ojos por un momento e imaginé una ciudad de Cochabamba donde el agua, recurso tan preciado, se vuelve aún más escaso. Mientras en el valle las heladas y sequías se hacen más frecuentes y largas, se pierden cultivos y los alimentos básicos se encarecen.
La pérdida de cosechas también obliga a la población del campo a migrar hacia las ciudades en búsqueda de trabajo y alimento. Se sumarán a los aproximadamente 17 millones de migrantes climáticos que se prevé habitarán América Latina el 2050.
La pobreza crece.
Del mismo modo visualicé la ciudad de La Paz a los pies de su eterno guardián, el Illimani, cuyo poncho de nieve es solo un recuerdo; o la ciudad de Santa cruz azotada por olas de calor, donde las personas deben tomar medidas para precautelar que sus casas y edificios no se vean dañados por el embate de vientos huracanados e inundaciones bíblicas, porque se han perdido las barreras naturales (cordones ecológicos) que atenúan estos fenómenos.
En el mundo Kiribati, Maldivas, Tuvalu y otros Estados insulares han desaparecido bajo el mar.
Se incrementan los casos de enfermedades conocidas como el dengue, la malaria o chikungunya, incluso en ciudades del altiplano debido a que los mosquitos y otras especies propias de ecosistemas más bajos se desplazan a pisos ecológicos más elevados debido al cambio en las temperaturas y la alteración de su entorno.
A causa de la deforestación de la selva, tampoco es extraño el brote de enfermedades desconocidas o mutaciones de virus que ponen en riesgo constante la salud y la vida de muchas especies, entre ellas la nuestra.
¿Les parece una visión pesimista? Pues les recuerdo que en 1992 los gobiernos del mundo se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y hasta la fecha no solo no se ha logrado este objetivo, sino que las emisiones se han incrementado.
Entonces, ¿qué es el optimismo? y como Cándido de Voltaire respondo: es la manía de sostener que todo va bien cuando todo va mal… quizás una dosis de pesimismo sea lo que necesitamos para reaccionar.
ABAJO Y A LA IZQUIERDA
CECILIA CHACÓN R.
Feminista y concejal por la ciudad de La Paz