Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Convencer y no vencer

Convencer y no vencer

Gana quien convence y no quien vence. En los meses previos a las elecciones el Órgano Electoral (OEP) tenía que organizar los procesos técnicos y operativos para la realización ordenada y pacífica de la jornada electoral y el posterior cómputo de votos enmarcados en tres principios que rigen procesos de esta naturaleza: certeza, legalidad y transparencia. 

La credibilidad del órgano electoral, su autoridad legal y moral, no pueden estar en entredicho, porque sencillamente los resultados también lo estarán.  Su labor más importante era constituirse en un árbitro legítimo despejando todo cuestionamiento a su falta de imparcialidad, para esto solo tenía una vía: actuar  equitativamente garantizando el respeto y la igualdad  entre las fórmulas políticas contendientes; pero no lo vieron así. 

La interrupción de la Transmisión de Resultado Electorales Preliminares (TREP), las desacertadas y contradictorias explicaciones que a su turno salieron a dar las autoridades, las denuncias de alteración de datos en la transcripción de las actas, entre otras, han desacreditado por completo el proceso conduciendo a la incertidumbre y a la polarización.  

La situación se agrava cuando los líderes políticos -en clave masculina- en lugar de llamar a la calma y exigir una solución pacífica a estos problemas convocan a demostraciones de fuerza en las calles, pretendiendo conquistar en ellas la legitimidad de una contundente mayoría que ninguno ha logrado. 

No se puede gobernar un país así. Bolivia necesita un Gobierno con legitimidad y legalidad,  que sea indiscutiblemente elegido por la mayoría y reconocido como tal por el resto, aunque le disguste el resultado .

La  misión de observadores de la  Organización de Estados Americanos ha sugerido que  incluso de alcanzar Evo Morales una diferencia mayor al 10%, por lo ínfimo del margen, se vaya a  una segunda vuelta que permita desterrar las dudas y dotar a la próxima administración de la confianza y gobernabilidad necesarias, sin embargo, esta posibilidad debe contemplar, desde luego, la renovación completa de las y los vocales del maltrecho tribunal, que como árbitros se aplazaron y  de no ser sustituidos por personas de reputada imparcialidad, nos conducirán a un desenlace similar también en las elecciones municipales. 

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