Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 17:40

Aún no es suficiente

Aún no es suficiente

Todos los días le declaramos una guerra frontal a la violencia,  nos indignamos y condolemos frente a las víctimas y sus familias. Protestamos contra la ineficacia del sistema de administración de justicia o compartimos noticias, artículos de reflexión a través de nuestras redes sociales, pero es claro que no es suficiente. Ninguna publicación ha salvado una vida y creo que ya no sirve ni  para calmar nuestras conciencias. 

Como sociedad nos sabemos cómplices. Aunque los últimos 10 años aprendimos a llamar el feminicidio  por su nombre y ya no hablamos de violencia intrafamiliar,  como algo natural, aún nos distanciamos del problema. 

Patricia, Beatriz, Roxana o Josefa son víctimas de una violencia extrema con la que no todas nos identificamos, creemos que esa violencia física es la repudiable,  que el machismo que debemos enfrentar es ajeno. 

Quizás, me atrevo a especular, la impresión que nos causan estas muertes es tan impactante que no deja lugar para ver a nuestro alrededor. 

En todas las relaciones está presente la huella del patriarcado, en la de nuestro padre con nuestra madre o con nosotras, la relación con nuestra pareja y nuestros hijos, en la escuela, en la universidad, etc.   

Y aunque todas esas manifestaciones de violencia parezcan pequeñas al lado de la extrema, también son violencia. Encender el televisor y ver un desfile de  modelos, antes o después de la crónica policial de otro feminicidio, por supuesto que, también es violencia. 

La violencia física y feminicida son las últimas fases de un ciclo que empieza generalmente con otras formas de  violencia como la simbólica y la psicológica (a la que absolutamente todas estamos expuestas) y que conducen a la pérdida de autoestima, la depresión y el aislamiento, permitiendo la construcción con facilidad de relaciones de dominación y desigualdad. 

Aprender a identificar a tiempo estas formas de violencia y aceptar la posibilidad de que las vivimos y que son parte de nuestra realidad, es necesario aunque tampoco es suficiente. 

Tenemos que aprender a entablar relaciones amorosas sanas, desmitificar el amor romántico que disfraza el sufrimiento, los celos, las inseguridades de amor.  

Nos han dicho siempre que para ser feliz algún día, hay que sufrir y aguantar mucho; pero no es verdad.

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